25 de abril de 2013

Intoxicación por metales y autismo.

0jus

A raíz de la denuncia realizada por algunos padres a los medios de comunicación, nuevamente, se ha puesto en primera línea la “presunta” asociación entre vacunas – mercurio – autismo.
Bien, tenemos a unos padres angustiados, alguien que les habla de un culpable y, que además parece que dice la verdad, y ¡Zas! Lío al canto. Sin embargo parece ser que en muchos de estos casos nadie se ha parado a pensar con un poco de serenidad, y si a eso le añadimos titulares amarillistas y artículos poco elaborados, ya tenemos a una gran cantidad de padres y madres rasgándose las vestiduras y pretendiendo linchar -judicialmente- a los presuntos culpables.
No podemos criticar la postura de los padres, es muy lógica. Su hijo, que “era normal”, dejó de serlo de la noche a la mañana (Al igual que el 70% de los casos de niños diagnosticados de autismo, hayan sido o no vacunados), y estos padres escuchan a presuntos especialistas que les aseguran conocer, no sólo el origen del “cambio” repentino de sus hijos, si no que además, saben cómo tratarlos (a cambio de tan sólo 30 monedas de plata). ¿Quien no les haría caso? Hasta ese momento la medicina “oficial” no les había dado ninguna solución, y para más inri, cuando estos niños inician el tratamiento de las treinta monedas , ¡mejoran! (en algunos casos), por tanto, es blanco y en botella, no hay que darle más vueltas (en los casos en los que el niño ha mejorado).

Pero cuando uno se pone a pensar y a darle vueltas, los datos no encajan. Desgranemos pues el misterio en cuestión con un caso en concreto:
Así, García atribuye la intoxicación por mercurio a las vacunas que contienen timerosal y que, según indicó, han causado en su hijo “320 veces más arsénico de lo normal” en una analítica de orina; “cinco veces más mercurio de lo normal”, también en la orina, y “12 veces más mercurio de lo normal”, esta vez en el cabello.
0ar¡320 veces más de arsénico de lo normal en un análisis de orina! Es mucho, ciertamente, pero, si lo detectan en la orina, significa que lo elimina, y si le siguen haciendo análisis y sigue apareciendo el arsénico, la conclusión es evidente, existe una fuente contaminante continuada, que dudo sean las vacunas. Y la siguiente pregunta ¿Cómo se intoxicó de arsénico? Las vacunas no llevan arsénico, por tanto y en el caso de que los análisis estén bien hechos y los resultados sean reales, el niño está siendo intoxicado de forma continuada con arsénico que adquiere en su entorno.
Los valores normales de arsénico son:
  • Hasta 3 μg por decilitro en sangre.
  • Hasta 200 μg por litro de orina, o 10 μg por gramo de creatinina en orina, o hasta 50 μg en caso de pacientes expuestos habitualmente.
  • Hasta 5 mg por kilo en cabello o 1 ppm en las faneras (pelo, uñas…).
Pero además este tipo de intoxicaciones presentan cuadros clínicos muy determinados, que, según he podido averiguar no aparecen en el caso de este niño.
“Cinco veces más mercurio de lo normal”, también en la orina, y “12 veces más mercurio de lo normal”, esta vez en el cabello. En este caso se refieren a organomercuriados, y no al mercurio del termómetro.
Volvemos al mismo dilema del arsénico, si detectan mercurio por eliminación en orina, significa que sí está eliminando este metal pesado. Y por tanto nos sugiere el mismo cuadro que con el arsénico.
0merBien, saquemos números sobre el mercurio y las vacunas. Aproximadamente el 50% (49,6%) del peso del timerosal es Hg. Una solución al 0,01% (1 parte por 10.000) de timerosal contiene 50 µg de Hg/ml o 25 µg de Hg/0,5 ml. Por ejemplo, una dosis de vacuna tetravalente contra la difteria, tétanos, pertusis y hepatitis B contiene 25 µg de Hg por cada dosis de vacuna (0,5 ml). La vacuna pediátrica contra la HB contiene 12,5 µg de Hg/0,5 ml. Si sumamos el resto de vacunas del calendario susceptibles de contener timerosal, estaríamos hablando de que en las 12 vacunas que el niño, al que se refiere el articulo, ha recibido (que según reconoce el propio padre, sólo contenían trazas de tiomersal) y poniéndonos en el peor de los casos, un total máximo de 237,5 µg de Hg, aunque la cifra mas realista no superaría ni los 90 µg de Hg, habida cuenta de que sólo había trazas de timerosal.
La dosis que puede ser consumida semanalmente a lo largo de la vida, sin incidencia negativa sobre la salud es de 0,47 µg/d/Kg, considerando un peso corporal medio de 60 Kg. En estas condiciones, la ingesta de mercurio no debe rebasar los 300 µg, 200 µg de los cuales corresponde a metilmercurio. En el caso de las vacunas es etilmercurio.
Si tenemos 237,5 µg de Hg inoculado (en el peor de los casos), y eliminamos por la orina 5 veces más de los niveles normales, francamente, no me salen las cuentas. Además, el hecho de detectar en orina, es una prueba fehaciente de que el niño sí tiene capacidad de eliminar metales pesados. Sobre análisis de heces no hay datos, y tampoco sobre si el resto de la familia se ha hecho los análisis.
Estamos por tanto ante varios posibles supuestos:
A)Los análisis están bien hechos, sin embargo y dada la concentración, hay que buscar la fuente real de la contaminación de mercurio y arsénico, que evidentemente no pueden ser sólo las vacunas.
B)Los análisis están bien hechos, no hay otras fuentes de contaminación, por tanto el arsénico y el mercurio sencillamente se reproducen sólos, estaríamos ante un milagro.
C)Los análisis están mal hechos.
En cualquier caso habría que considerar muchos otros factores.
En primer lugar: ¿Por qué se usan organomercuriados en las vacunas? Pues por una cuestión de costos, así de simple. No obstante, podemos cumplir con el calendario de vacunación exigiendo vacunas libres de tiomersal, aunque, y según los datos de que disponemos en la actualidad, la probabilidad de que un niño desarrolle un Trastorno del Espectro Autista, es exactamente el mismo.
Aunque como todo es discutible, también podríamos referirnos a los dos estudios publicados que afirman que, tras la interrupción del uso de vacunas que contienen tiomersal en el programa de inmunización de los Estados Unidos de América, han disminuido las alteraciones en el desarrollo neurológico en dicho país. El Comité determinó que las conclusiones de los autores eran poco convincentes debido al diseño del estudio y al origen de los datos. Ciertamente el método no fue el más acertado para un estudio de tanta relevancia. Cuatro estudios realizados en Dinamarca y en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, han venido a avalar la teoría de la OMS sobre la escasa peligrosidad del uso del tiomersal en las vacunas.
Lamentablemente, los mayores adalides de la teoría de la relación entre vacunas y autismo suelen ser médicos DAN, con lo cual, su sólo apoyo ya desprestigia cualquier estudio, nadie quiere tener nada que ver con un grupo de personas de  dudosa credibilidad.
Sin embargo, esté o no probada la relación entre autismo y vacunas, el hecho irrefutable es que el mercurio en todas sus formas es un poderoso tóxico, si eliminarlo de las vacunas es sólo una cuestión de precio, bueno, creo que muchos estaríamos dispuestos a correr con ese “sobrecosto”.
Luego están los estudios estadísticos, que nos dicen que; la prevalencia del TEA entre niños que no han sido vacunados; niños que han sido vacunados con lotes libres de organomecuriados y niños que han sido vacunados con lotes que incluyen organomercuriados, es exactamente la misma.
Pero si yo no los he convencido, veamos que dice el Instituto de Salud Carlos III, a través del documento redactado por Manuel Posada, del Instituto de Investigación en Enfermedades Raras. informe-carlosiii
El segundo punto sería el que una mujer que desee quedarse embarazada, debería hacerse ella un análisis para determinar cual es su carga real de tóxicos, ya que se los transmitirá a su futuro hijo, así como seguir las recomendaciones sobre que alimentos no comer para reducir más si cabe, esta acumulación de tóxicos.
Otro aspecto importante a contemplar, vendría dado por una mejor formación de los equipos pediátricos, de forma que no dejen a los padres en una situación de desamparo en este tipo (cada vez más frecuente) de casos, evitando así que los padres puedan acabar gastando considerables sumas de dinero en dudosos sistemas de cura o recuperación del autismo.
Podemos decidir escoger un culpable, incluso gastar tiempo y dinero en una demanda que tiene todos los visos de perder -tal y como viene sucediendo hasta la fecha-, podemos gastar un dineral en “tratamientos”, pirulas, peligrosos y poco efectivos tratamientos de quelación, podemos incluso creer que tenemos razón. Pero, ¿merece la pena darse porrazos con la frente contra una pared?, ya que al final, la realidad y las pruebas son muy tozudas. No puedo imaginarme como un abogado va a convencer a un juez de que el mercurio se ha duplicado -cual milagro de los panes y los peces-, o cómo explicar la presencia de arsénico en el organismo de un niño y acusar a las vacunas por ello. Además, los análisis que tienen no sirven, les obligaran ha pasar por un laboratorio de referencia, y claro, lo normal es que los resultados sean otros, por tanto, esto sí es blanco y en botella.
Pero lo que tampoco pueden hacer las administraciones, es dedicarse a mirar hacia otro lado y que las innumerables peticiones y quejas de los ciudadanos no lleguen a ningún sitio. Que los modelos educativos para los niños con necesidades educativas especiales se hallan convertido en una especie de lujo para unos pocos afortunados, mientras que el resto de familias siguen en una situación de nervios y angustia, situación que por cierto, hace que estas familias acaben en manos de charlatanes que se dedican a jugar con la salud de los niños y a vaciar bolsillos.
Creo que en vez de perder el tiempo poniendo pleitos absurdos basados en teorías sin fundamento, sería de mucha más utilidad el someter a la justicia la desidia y abulia de las administraciones frente a sus administrados. 

Fuente: Autismo Diario, Enviado por Daniel Comin on 26 junio, 2009.
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