Cambiar lo que no nos gusta del mundo pasa primero por cambiar lo que no nos gusta de nosotros mismos. El planeta es solo un espejo que nos devolverá nuestro estado interior.
El desorden externo es solo un resultado de nuestro desorden interno. Las injusticias sociales, la discriminación, el abuso de la clase dirigente, el abuso de quienes tienen el poder económico, todo es producto de una falta de conciencia.
Bastaría entonces con incitar en cada uno de nosotros un salto de conciencia. Pasar de la conciencia individual a la social/comunitaria, y porque no, a la conciencia cósmica.