En la historia de la ciencia podemos encontrar casos a veces desconcertantes, maravillosos y aleccionadores. La humildad de un buen científico que ha de tener radica en el aceptar de antemano de que no hay persona capaz de saberlo todo y en cambio si la de admitir que la ayuda anhelada ocasionalmente puede llegar a presentarse de maneras insospechadas y por vías para nada esperadas.
En 1896, un joven profesor en astro física de nombre George Ellery Hale convenció a su padre, un adinerado hombre de negocios, que financiara un espejo de 1.52 metros de diámetro. Se acordó que la montura sería financiada por la universidad de Chicago, la cual tardó doce años en hacerlo. Eventualmente quedó instalado este telescopio, el mayor del mundo en aquel entonces, en el observatorio del Monte Wilson, California. Pero doce años habían sido muchos para el entusiasmo de Hale, quien ya planeaba la construcción de un telescopio mayor. Y entonces convenció al magnate John D. Hooker de financiar la construcción de un espejo de 2.54 metros de diámetro y al instituto Carnegie de Washington de aportar la montura del telescopio, el cual fue también instalado en Monte Wilson. Así, en 1917 fue inaugurado el famoso telescopio "cien pulgadas", el mayor del mundo así anunciado en la década de los años treintas del siglo XX. Eventualmente cedería este título al famoso telescopio de cinco metros de Monte Palomar, el cual lleva el nombre de George Hale, quien fuera su perseverante promotor. Hale murió en 1938, diez años antes de la inauguración del telescopio de cinco metros, después de haber realizado importantes descubrimientos en el estudio del Sol.
Durante la construcción del telescopio de cien pulgadas de Monte Wilson, en entonces de cielos claros y cercanos a la ciudad de Los Ángeles, era necesario transportar grandes piezas del telescopio a la montaña utilizando un medio sencillo pero confiable: las mulas. Un joven guía de mulas, de nombre Milton Humason, participó en el transporte de equipo óptico y mecánico, así como de personas al observatorio en construcción. Humason, quién al parecer no terminó la secundaria, llevaba muy bien a cabo su trabajo de guiar a las mulas hacia el pico de la montaña. Su curiosidad innata, aunada a su interés por la hija de uno de los ingenieros del proyecto, hicieron que Humason buscara todo tipo de trabajos en el observatorio, a pesar de las reservas del ingeniero, preocupado por que su hija saliera con un hombre que vivía de jalar mulas. Humason realizó todo tipo de trabajos para el observatorio, como ayudante electricista, velador y hasta trapeando pisos. Cuenta la leyenda que una noche el operador del telescopio enfermó y el astrónomo en turno le preguntó a Humason si sería capaz de ocupar su puesto por esa ocasión. Desarrollo esa tarea con tal destreza que pronto pasó a ocupar permanentemente el puesto de operador del telescopio y de asistente de astrónomo.
Unos cuantos años después llegaría a Monte Wilson el ya famoso Edwin Hubble, un hombre de buena familia educado en la prestigiosa universidad de Oxford, pero de carácter particularmente insoportable. A pesar de las diferencias sociales, Hubble y Humason se entendieron desde el primer día y al poco tiempo emprendieron la tarea de medir los espectros de galaxias lejanas. Hubble quedó impresionado con la habilidad de Humason para obtener espectros de alta calidad, lo cual Humason podía hacer mejor que cualquier astrónomo profesional de su época. Gracias a esta habilidad natural, Humason y Hubble descubrieron que las galaxias lejanas se alejan de nosotros y que la velocidad con que se alejan es mayor para las galaxias mas lejanas. Hubble llegó a la inevitable conclusión de que el Universo está expandiéndose y que debió tener un principio hace miles de millones de años, tal y como Albert Einstein lo había predicho con su teoría de la relatividad. El impacto inmediato que tuvo este hallazgo le valió a Edwin Hubble recibir el premio Nobel de física. Hacia 1936 Humason había llevado el telescopio de cien pulgadas hasta sus límites, midiendo la velocidad de recesión de galaxias del cúmulo de Ursa Major II, las cuales se alejan a 42,000 kilómetros por segundo. Hubble y Humason estimaron que la distancia de estas galaxias era de 250 millones de años-luz. Hoy en día las situamos a mas de 1,700 millones de años-luz. Para poder observar mas lejos tuvieron que pasar diez años, hasta la llegada del telescopio de Monte Palomar. Humason utilizó este instrumento y, un año antes de su muerte, publicó un importante trabajo con Nicholas Mayall y Alan Sandage en el cual hicieron un estudio exhaustivo de todos los datos existentes acerca de la recesión de la galaxias. Tras de haber ganado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Lund (Suecia) en 1950 y publicado 120 artículos en astro física y en astronomía Milton Humason murió en 1957 a la edad de 66 años, siendo un astrónomo altamente respetado por sus colegas del mundo entero. Hoy día uno de los cráteres de la Luna lleva su apellido a modo de tributo por sus importantes contribuciones al mundo de la ciencia.
En la imagen se aprecia a Edwin Hubble mostrando una fotografía de uno de sus trabajos derivados del telescopio del Monte Palomar. En cierta ocasión en una entrevista hecha a Humason le preguntaron que como era posible que aguantara el carácter tan complicado que tenía el afamado Hubble, a lo que respondió; "Recuerda que antes era arriero de mulas, ¿tu crees que no iba a poder con Edwin?"
Unos cuantos años después llegaría a Monte Wilson el ya famoso Edwin Hubble, un hombre de buena familia educado en la prestigiosa universidad de Oxford, pero de carácter particularmente insoportable. A pesar de las diferencias sociales, Hubble y Humason se entendieron desde el primer día y al poco tiempo emprendieron la tarea de medir los espectros de galaxias lejanas. Hubble quedó impresionado con la habilidad de Humason para obtener espectros de alta calidad, lo cual Humason podía hacer mejor que cualquier astrónomo profesional de su época. Gracias a esta habilidad natural, Humason y Hubble descubrieron que las galaxias lejanas se alejan de nosotros y que la velocidad con que se alejan es mayor para las galaxias mas lejanas. Hubble llegó a la inevitable conclusión de que el Universo está expandiéndose y que debió tener un principio hace miles de millones de años, tal y como Albert Einstein lo había predicho con su teoría de la relatividad. El impacto inmediato que tuvo este hallazgo le valió a Edwin Hubble recibir el premio Nobel de física. Hacia 1936 Humason había llevado el telescopio de cien pulgadas hasta sus límites, midiendo la velocidad de recesión de galaxias del cúmulo de Ursa Major II, las cuales se alejan a 42,000 kilómetros por segundo. Hubble y Humason estimaron que la distancia de estas galaxias era de 250 millones de años-luz. Hoy en día las situamos a mas de 1,700 millones de años-luz. Para poder observar mas lejos tuvieron que pasar diez años, hasta la llegada del telescopio de Monte Palomar. Humason utilizó este instrumento y, un año antes de su muerte, publicó un importante trabajo con Nicholas Mayall y Alan Sandage en el cual hicieron un estudio exhaustivo de todos los datos existentes acerca de la recesión de la galaxias. Tras de haber ganado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Lund (Suecia) en 1950 y publicado 120 artículos en astro física y en astronomía Milton Humason murió en 1957 a la edad de 66 años, siendo un astrónomo altamente respetado por sus colegas del mundo entero. Hoy día uno de los cráteres de la Luna lleva su apellido a modo de tributo por sus importantes contribuciones al mundo de la ciencia.
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