Científicos que participaron en la exhibición anual de verano de la Royal
Society de Reino Unido, que tuvo lugar la primera semana de julio, explicaron
cómo se pueden recrear los colores de los dinosaurios. Ahora la ciencia
puede generar ilustraciones precisas, como esta del Sinosauropteryx, gracias al
estudio microscópico de evidencias fósiles.
Este espécimen fósil de 125 millones de años del dinosaurio con plumas
Sinosauropteryx, hallado en la Biota de Jehol, en China, les proporcionó a los
científicos la clave para resolver un viejo misterio. La "pelusa" marrón visible
a lo largo de su espalda contenía melanosomas preservados.
"Un melanosoma es un gránulo microscópico del pigmento melanina. Estos
gránulos pueden ser moldeados como pelotas o como salchichas (como en la imagen)
y tienen normalmente 1 micrón de largo (1/100 parte del grosor de un cabello
humano)”, explicó la doctora Maria McNamara, de la Universidad de Bristol, que
trabajó en el primer equipo que informó sobre la coloración de las plumas de los
dinosaurios.
Estas imágenes escaneadas electrónicamente revelaron similitudes y
diferencias entre los melanosomas antiguos y los de los animales modernos, como
los de esta pluma de paloma actual. Los científicos lograron inferir los colores
de los dinosaurios a partir de las evidencias fósiles, después de elaborar un
mapa con las localizaciones y tamaños de los gránulos microscópicos.
Las recreaciones artísticas anteriores estaban basadas en conjeturas y
comparaciones con aves y reptiles modernos. Pero mediante esta técnica la
doctora McNamara, junto con un equipo de expertos internacionales, pudieron
determinar que el Sinosauropteryx debió de tener plumas de color blanco y rojo
anaranjado.
No todos los fósiles carecen de color: como ejemplo, este fósil azul
iridiscente de 49 millones de años de un gorgojo, un insecto coleóptero de
pequeño tamaño, hallado en Messel, Alemania. Pero el calor extremo y la presión,
parte del proceso de fosilización, pueden cambiar los colores con respecto a su
aspecto original.
Los colores brillantes iridiscentes de estos insectos los generan unas capas
muy finas en su parte exterior, que es rugosa y refleja la luz. Estas capas se
pierden o se hacen más compactas por el proceso de fosilización, así que
reflejan la luz de manera diferente, lo cual ocasiona un cambio en su
aspecto.
Entender cómo los colores se degradan por causa de la fosilización es clave
para la investigación del aspecto original de las especies prehistóricas, desde
los insectos hasta los dinosaurios con plumas, y para la investigación sobre la
evolución del color.
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