5 de julio de 2013

La FIFA mantiene profundas diferencias con Brasil y el Mundial 2014 corre peligro



La organización que rige al fútbol internacional le exige al país que albergará el certamen ecuménico una serie de demandas que obligarían al gobierno de Rousseff a modificar varias leyes existentes. Entre otros puntos, quieren que se venda alcohol en los estadios y que los mayores de 60 años paguen íntegramente el valor de las entradas





Muchas diferencias mantienen Brasil y FIFA a falta de dos años y medio para la realización de la Copa del Mundo de 2014. Lo concreto es que el máximo ente del fútbol internacional pretende administrar las leyes del país sudamericano a su antojo, algo que Dilma Rousseff no está dispuesta a negociar.


Entre otros puntos, la FIFA quiere cambiar un Estatuto que garantiza la mitad del costo de las entradas a eventos culturales y deportivos a los mayores de 60 años y a estudiantes, lo que demandaría una pérdida económica de aproximadamente 100 millones de dólares, gasto del que quieren hacer cargo al Estado. Algo parecido pasa con la venta de alcohol en los estadios, algo totalmente prohibido en Brasil y que la FIFA está dispuesto a vulnerar, impulsado por la presión que demanda uno de sus patrocinadores principales, una cerveza estadounidense.

“Cada vez que el gobierno brasileño se niega a responder afirmativamente una petición de FIFA, alguien de la federación habla públicamente y dice estar preocupado por la infraestructura y los plazos para Brasil 2014”, es lo que afirmó el director de un comité municipal brasileño. Es que varias leyes provinciales o municipales prohibirían pautas impuestas por la FIFA.
Por ejemplo, en San Pablo, la “Ley Ciudad Limpia” acentúa la prohibición de publicidad en edificios comerciales, algo que pegaría duro a los bolsillos de la FIFA, que reaccionaría con la quita de la localía para algún partido importante en la ciudad o directamente la mudanza como sede. En muchos municipios habrá tiempo de negociar, ya que en 2012 se elegirán nuevas autoridades, pero lo cierto es que muchas encaran con miedo las reformas, con una espada en la espalda y caminando por la “plancha”.

Otro de los puntos a analizar fue la confección de nuevos estadios y refacción de viejos. En el del Atlético Paranaense, las butacas en las tribunas ya habían sido licitadas pero la FIFA rompió el acuerdo debido a que “los asientos no eran reclinables y el tamaño no era el adecuado”. La verdad es que la entidad madre del fútbol tiene un arreglo con una empresa constructora, al igual que a la única compañía encargada de la implantación del césped de los campos (mitad sintético y mitad natural, como así lo exigen).
En algunas ciudades brasileñas, la gente se junta en los bares para ver los partidos en pantallas gigantes en épocas mundialistas, algo que la FIFA no está dispuesta a negociar: quiere prohibirlo defendiendo los “derechos de imagen”. Y no sólo eso, sino que también pretende abastecer a los consumidores en las playas con las bebidas y comidas que ellos mismos indiquen. 
Estos fueron algunos puntos en los cuales salen a la luz las diferencias entre el gobierno de Brasil y el de la FIFA. ¿Quién terminará cediendo? ¿Corre el riesgo el Mundial de Brasil 2014?

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