Dejamos rastros genéticos a donde quiera que vamos: en un cabello que dejamos en el metro o en la saliva que impregnamos en los costados de un vaso en una cafetería.
Así que tal vez quieras pensar dos veces la próxima vez que tires tu goma de mascar o una colilla de cigarro en lugares públicos.
El arte que sumado a la tecnología de hoy permite que este artista de forma a su arte en base a unas muestras mínimas de ADN.
La artista neoyorquina, Heather Dewey-Hagborg, podría recogerlas, extraer el ADN y crear un rostro en 3D que podría verse como tú. Su proyecto, Stranger Visions (Visiones Extrañas), moldea esculturas de rostros con base en pedazos de material genético recolectado en la calle.
“La idea del proyecto vino por esta fascinación con un solo cabello”, dijo a CNN, Dewey-Hagborg. “Esto se convirtió en un proyecto de investigación para mí en el que exploraba exactamente lo que podía descubrir sobre alguien a partir de un artefacto que dejaron”.
Resultó que podía descubrir mucho.
Su proceso comienza con encontrar una muestra en un lugar público: un mechón de cabello, una colilla de cigarro, un pedazo masticado de goma de mascar, cualquier cosa que pudiera contener células del cuerpo de una persona.
“Quieres algo que sea relativamente fresco”, dijo. “Nada que haya sido pisado o que se vea como que estuvo allí durante mucho tiempo”.
Dewey-Hagborg lleva la muestra a un laboratorio comunitario de biotecnología en Brooklyn, Estados Unidos, llamado Genspace. Allí utiliza un protocolo estándar de extracción de ADN para obtener el ADN, purificarlo y utilizarlo en reacciones de polimerasa en cadena. El proceso técnico es resumido en su blog (en inglés).
“A partir de la colilla de un cigarro, puedo aprender de dónde vinieron probablemente los ancestros de alguien, su género, color de ojos, color de cabello, complexión, pecas, su tendencia a tener sobrepeso y un montón de dimensiones del rostro con cierta certeza”, dijo.
Una vez que obtiene la información de secuencia, toma los rasgos que reunió del ADN individual y los pone en un programa de computadora para generar un modelo en 3D del rostro.
“La forma en que utilizo el código es muy parecida a cómo un artista de bosquejos utilizaría un lápiz”, dijo. “Tomaré el código, y luego generaré versiones diferentes de un rostro. Utilizaré el código para mejorar ciertos rasgos faciales o los reduciré con base en lo que encuentro en el ADN”.
Tarda aproximadamente ocho horas imprimir uno de los rostros de Dewey-Hagborg en 3D en el Estudio de Medios Avanzados en la Universidad de Nueva York. Una vez que está impreso se ve como un bloque de polvo, el rostro es excavado, horneado y endurecido con una sustancia parecida a un superpegamento.
Pero hay limitantes. Los rostros no son réplicas exactas del extraño que dejó el ADN. Dewey-Hagborg los considera más como un familiar parecido.
“Es importante entender que estos retratos son un parecido general. No son reconstrucciones exactas (...) Tendrán cosas en común con la persona, pero no se verán exactamente como ella”.
Tampoco puede determinar la edad de las muestras de ADN. Así que todos sus rostros se ven como de 30 años.
Dewey-Hagborg comenzó el proyecto Stranger Visions con su propio autorretrato hace aproximadamente dos años.
“Aunque era la que desarrollaba el código y entrenaba el sistema, no estaba realmente segura de cuánto terminaría pareciéndose a mí”, dijo. “Me quedé particularmente impresionada con cuánto se parecía a mí la forma facial en general”.
Las reacciones al proyecto han sido positivas en su mayoría, aunque algunos observadores sienten que su trabajo plantea un problema ético.
“Esto es muy aterrador”, escribió un lector en una publicación de blog de Smithsonian. “Necesitamos buscar nuestra (la protección de nuestra) privacidad rápidamente, si esto es lo que está disponible al público”.
Dewey-Hagborg dijo que entiende que algunas personas podrían intimidarse por los retratos o considerarlos una intrusión a la privacidad. Pero ese es el punto también. Quiere que su trabajo plantee preguntas sobre la vigilancia genética y las cuestiones de privacidad.
“Si las personas lo encuentran algo aterrador, está bien”, dijo. “Tiene el propósito de concientizarte de estas cuestiones y concientizarte de que esto es posible”.
Después de todo, Stranger Visions es un proyecto de arte. Y la mayoría del arte conceptual genera más preguntas que respuestas.
“Tiene como objetivo ser una exploración en la intersección del arte, la tecnología y la ciencia”, dijo. “Y tiene el objetivo de ser una provocación”.
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