El
alto consumo de productos con jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF),
que se utiliza para endulzar y dar gusto a muchos productos de venta
masiva, tanto clásicos como `light` o dietéticos, es nocivo porque
predispone a la diabetes y a la obesidad.
“El alto consumo de fructosa puede causar una disminución en la
insulino sensibilidad y como consecuencia intolerancia a la glucosa e
insulino resistencia, que son factores predisponentes de la diabetes”,
aseguró a Télam Vanina Petrele, jefa de residentes del Departamento de
Alimentación y Dietética del Hospital de Clínicas, de la ciudad de
Buenos Aires.
La especialista señaló que “estos factores tienen que ver con la mala
alimentación”, y en este sentido recomendó “disminuir el consumo de
bebidas azucaradas, galletitas dulces o productos industrializados que
contengan jarabe de maíz”.
El jarabe de maíz está presente en una gran gama de productos como
yogures enteros y descremados; gaseosas, refrescos de cola, jugos
azucarados, aguas saborizadas, panes tipo lactal o de hamburguesas,
grisines, cereales, galletitas de agua, tostaditas, barras de cereal,
galletitas dulces, mermeladas, ketchup, postres para bebes y niños y
alfajores.
También tienen este producto las carnes procesadas como fiambres y
salchichas, batidos, helados, frutas y verduras procesadas, salsa de
tomate, salsa para pizza y barbacoa.
“En algunas ocasiones es preferible el consumo de un producto no
dietético y disminuir los productos industrializados”, dijo Petrele tras
hacer hincapié en la importancia de educar a la población para que
aprenda a elegir alimentos leyendo las etiquetas”.
En este sentido, destacó que “lo que hay que saber es que en algunos
productos dietéticos o light en los que se usa un edulcorante no
nutritivo que no aporta calorías, se le agrega jarabe de maíz para
mejorar el sabor”.
Precisó que “el jarabe de maíz es glucosa que se obtiene del almidón, y la industria lo utiliza porque es barato producirlo”.
Petrele añadió que “en nuestra población no hay un estudio sobre esta
temática, pero en Estados Unidos el 80 por ciento de la fructosa
ingerida en la dieta
proviene de alimentos con agregado de jarabe de maíz, y justamente lo
malo es esa fructosa que agrega la industria para endulzar”.
Por su parte, la fundación DAAT, que se especializa en el tratamiento
de la obesidad y la diabetes realizó un estudio en el que destaca que
“el jarabe de maíz es un ingrediente altamente nocivo para la salud que
además genera adicción”, que se relaciona directamente con la diabetes y
la obesidad.
La obesidad está caracterizada como una patología con características
de epidemia global, al igual que la diabetes que afecta a 366 millones
de personas en todo el mundo, de los cuales el 46 por ciento tiene entre
40 y 59 años, según datos de la International Diabetes Federation, que
consignó la fundación.
En este marco, destacó que “existen varios trabajos que muestran
relación evidenciada entre el aumento del consumo del jarabe de maíz en
la dieta occidental, y la presencia de diabetes, aumento de los valores
del colesterol, hígado graso no alcohólico o inflamación hepática,
aumento del acido úrico”.
El consumo de este producto, cuyas siglas son JMAF y en inglés HFCS,
“aumenta paralelamente a la epidemia mundial de obesidad y diabetes”,
señala tras añadir que este jarabe estimula la vía del placer a nivel
del sistema nervioso central “por lo que crea habituación y posiblemente
dependencia y adicción”.
La fundación precisó asimismo que los fabricantes de este jarabe
“quieren que su producto, de consumo masivo desde que en los años 80 se
disparara el precio del azúcar tradicional, pase a llamarse azúcar de
maíz, algo que los productores de caña de azúcar consideran un engaño al
consumidor, además de un robo de identidad”
Según fuentes del organismo “Argentina se encuentra en el séptimo
lugar en el mundo dentro de una escala comparativa de consumo de JMAF
entre 43 países con 7,67 kg/persona/año”, en tanto el primer puesto lo
ocupa Estados Unidos”.
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