Nos preguntamos a veces, por qué seguimos atrayendo reiteradamente los mismos eventos, el mismo tipo de personas. La respuesta es corta y contundente: Lecciones no aprendidas, situaciones repetidas. Todas y cada una de nuestras aparentes “pruebas” están amorosamente diseñadas por el Padre en nuestro plan de vida y corresponden a oportunidades para enmendar nuestros actos, para cambiar nuestros patrones y creencias. ¿Las estás asimilando?
Ten la seguridad de que afuera no encontrarás las respuestas al por qué te sigue pasando lo mismo, pero si te centras adentro de ti mismo y pides la ayuda celestial, le encontrarás el sentido a cada evento que has vivido y el motivo por el que sigues reincidiendo. Porque siempre hay una razón detrás de cada acontecimiento en nuestra historia personal aunque en el momento no la comprendamos. Todo está diseñado para ayudarnos a crecer. Entre más difícil aparente ser, más se gana y más luz se encuentra.
Puede suceder también, que no es que estemos repitiendo una situación pero tampoco podemos salir airosos de la que estamos. Sin importar el caso, nuestro rol es transformarla, aprender (o desaprender generalmente) y hacer los cambios que se requieren. Lamentablemente si no vemos la bondad en lo sucedido ni incorporamos la enseñanza, sencillamente reprobamos la lección y la seguimos atrayendo.
En la medida que evolucionamos, las lecciones también son diferentes. No presentamos los mismos exámenes en cuarto grado elemental, que en octavo de secundaria, ¿verdad? Para ayudarnos, continuamente Dios nos envía señales un tanto más acordes, para que despertemos y caigamos en cuenta de la necesidad de transformación individual y colectiva de nuestro nivel de conciencia.
Algunos de nuestros retos se parecen, otros son muy diferentes; igual todos nosotros somos estudiantes de ésta misma escuela que es la vida. Realmente la prueba está en abordar las situaciones desde el amor, sin olvidar nuestra verdadera naturaleza divina y propósito final de ser felices y desde luego, regresar al Hogar del Padre.
Por eso mismo, las experiencias terrenales no deben distraernos de nuestra legítima esencia y razón de estar aquí. Cada segundo es un regalo de Dios para comprender nuestro origen y elevar nuestro ser. Para generar Su Paz en nuestro interior, aceptando con gracia y gozo el aprendizaje y las bendiciones diarias.
Puntos importantes para recordar:
Nuestras lecciones fueron consentidas por nuestra alma antes de nacer.
Todo es temporal, todo pasa y todo es prestado.
Siempre podemos cambiar.
Superada una lección, continuamos con otra.
Dios no nos pone nada que no podamos vencer.
Los ángeles están siempre prestos a apoyarnos incondicionalmente.
Si, tus ángeles te invitan a analizar cómo habías venido abordando hasta hoy, esos obstáculos con los que tropiezas una y otra vez. Recuerda que son una forma para que hagas brotar lo mejor de ti. Fíjate que me referí a “habías” (cómo habías venido abordando…) del tiempo pasado, porque ahora con su ayuda vas a hacerlo diferente.
Por otra lado, piensa también: ¿qué actitud tuya o qué rasgos del ego en particular no te colaboran?. ¿Será Impaciencia, agresividad, inseguridad?. Acaso, ¿negatividad, terquedad, baja autoestima, orgullo?, o los más duros de todos, ¿la venganza, el resentimiento y la falta de perdón?. ¿Uno o varios de ellos?, ¿alguno que no mencioné? Finalmente, ¿te diste cuenta de dónde provienen todos? Claro, del miedo.
Llegó el momento entonces de transmutar todo esto. Regálate un espacio de silencio y en el nombre de Dios invoca a tus ángeles de la guarda y despierta tu sabiduría interior. Respira profundamente, da tu permiso e involúcralos en este proceso de perdón, comprensión, aceptación y transformación. Háblales como los mejores amigos que son, cuéntales en qué quieres que te ayuden y pregúntales tranquilamente: ¿qué debo entender?, ¿qué correctivos debo tomar? Y respecto a una situación en particular: ¿qué fue lo que no vi a tiempo y me ocasionó volver a caer en lo mismo?.
Acepta con alegría y gratitud las respuestas que lleguen. Si aún en tu corazón o mente no sientes contestación, no te preocupes y suelta cualquier ansiedad o expectativa al respecto. Mejor, permanece abierto porque tu respuesta te llegará de una u otra forma. En meditación, en un sueño, en un pensamiento, en una frase que leas, en un mail que recibas, en un libro que llegue a tus manos; algo que escuches en la calle o en la radio al manejar tu automóvil y por qué no, en cualquier conversación que sostengas.
Los ángeles son los más felices de que los quieras hacer partícipes de tu aprendizaje. En comunión con el arcángel Miguel, por ejemplo, puedes establecer una señal que te alerte, que estás cometiendo los mismos errores. Una buena idea es a través de los números (en placas, teléfonos, avisos, etc.) que como expliqué en uno de mis primeros artículos, es una señal que frecuentemente usan los seres de luz, para entregarnos sus mensajes y hacernos saber de su compañía.
En numerología angelical, el 5 se asocia con cambios y el 4 es el número de los ángeles. Así que, si lo autorizas, una combinación de 5 y 4 actuaría como una banderita roja de precaución que desde el cielo te muestran, previniéndote de que cometas las fallas de antes. Esta es solo una sugerencia, tu puedes encontrar cualquier otra. Como siempre, recomiendo que no te quedes con la información del papel, no me creas del todo. Prueba y ensaya.
Asimila tus lecciones, transfórmate y transformarás tus experiencias.
Bendiciones de amor y luz.
Martha Muñoz Losada.
Angelóloga
Fuente: http://angelesamor.org/autoconocimiento/lecciones-no-aprendidas.html
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