Esa es la causa de los encharcamientos en la ciudad de México
Los encharcamientos que a diario aquejan a partes de la ciudad de México en la actual temporada de lluvias son consecuencia de un déficit de 150 metros cúbicos sobre segundo en el drenaje urbano, señaló en la Universidad Iberoamericana (UIA), Walter Iván Paniagua Zavala, miembro de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Geotécnica.
Este problema en el drenaje pluvial ocurre en un momento en que se debiera captar el agua para utilizarla en la recarga de los acuíferos, agregó Paniagua en la ponencia “Cimentaciones profundas en la ciudad de México al inicio del siglo XXI”, que dio en el Foro “Ingeniería civil en la Ibero: 60 años formando ingenieros civiles para el desarrollo de México”.
El drenaje profundo es tan importante y vulnerable, que si se tapara “se vuelve a formar el lago de Texcoco en una temporada de lluvias; por ello evitar este problema es fundamental”.
Sin embargo, para que el Distrito Federal esté en riesgo de inundarse tendrían que presentarse fallas en algunas de las obras de drenaje más importantes de la ciudad, como son: el gran canal de desagüe, el túnel emisor oriente o el emisor central. Lo que desafortunadamente sí se tiene son algunas otras zonas de riesgo asociadas a las precipitaciones, concretamente las barrancas, donde llegan a presentarse deslaves o crecientes de agua que afectan a quienes viven en esos lugares.
El especialista en geotecnia (rama de la ingeniería civil dedicada al estudio de mecánica de suelos) recordó que el bombeo profundo de agua que se hace en el Valle de México, provoca hundimientos generalizados en toda el área metropolitana, fundamentalmente en la llamada zona del lago. Tales hundimientos afectan a edificaciones e incluso a instalaciones de servicios de gas natural o teléfono.
En el caso específico de los inmuebles, el hundimiento llega a provocar su inclinación, que de acuerdo con su grado, puede causar que en los pisos altos las puertas y ventanas ya no cierren, que la inclinación del suelo dificulte trabajar o vivir en ese edifico, o incluso riesgos estructurales que pudieran ocasionar su derrumbe.
Fuente: UIA (René Dávila)
Los encharcamientos que a diario aquejan a partes de la ciudad de México en la actual temporada de lluvias son consecuencia de un déficit de 150 metros cúbicos sobre segundo en el drenaje urbano, señaló en la Universidad Iberoamericana (UIA), Walter Iván Paniagua Zavala, miembro de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Geotécnica.
Este problema en el drenaje pluvial ocurre en un momento en que se debiera captar el agua para utilizarla en la recarga de los acuíferos, agregó Paniagua en la ponencia “Cimentaciones profundas en la ciudad de México al inicio del siglo XXI”, que dio en el Foro “Ingeniería civil en la Ibero: 60 años formando ingenieros civiles para el desarrollo de México”.
El drenaje profundo es tan importante y vulnerable, que si se tapara “se vuelve a formar el lago de Texcoco en una temporada de lluvias; por ello evitar este problema es fundamental”.
Sin embargo, para que el Distrito Federal esté en riesgo de inundarse tendrían que presentarse fallas en algunas de las obras de drenaje más importantes de la ciudad, como son: el gran canal de desagüe, el túnel emisor oriente o el emisor central. Lo que desafortunadamente sí se tiene son algunas otras zonas de riesgo asociadas a las precipitaciones, concretamente las barrancas, donde llegan a presentarse deslaves o crecientes de agua que afectan a quienes viven en esos lugares.
El especialista en geotecnia (rama de la ingeniería civil dedicada al estudio de mecánica de suelos) recordó que el bombeo profundo de agua que se hace en el Valle de México, provoca hundimientos generalizados en toda el área metropolitana, fundamentalmente en la llamada zona del lago. Tales hundimientos afectan a edificaciones e incluso a instalaciones de servicios de gas natural o teléfono.
En el caso específico de los inmuebles, el hundimiento llega a provocar su inclinación, que de acuerdo con su grado, puede causar que en los pisos altos las puertas y ventanas ya no cierren, que la inclinación del suelo dificulte trabajar o vivir en ese edifico, o incluso riesgos estructurales que pudieran ocasionar su derrumbe.
Fuente: UIA (René Dávila)
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