14 de octubre de 2013

La lucha de clases




Las clases sociales para el marxismo están definidas por las relaciones de producción, es decir, por la forma en que los hombres producen mercancías. En el seno de las relaciones de producción, el papel que ocupa cada individuo está determinado por la división del trabajo, es decir, aquellos que desarrollan una misma actividad -y por tanto están sometidos a unas idénticas condiciones- conforman una clase social. Las clases sociales vienen determinadas por el lugar que ocupan en el proceso de producción de la riqueza. Unos la producen y otros se apropian de una porción de la misma. De esa relación no cabe esperar sino el antagonismo y la hostilidad entre explotados y explotadores. Marx y Engels. La clase obrera  Texto. Lucha de clases

A lo largo de la historia siempre ha habido clases enfrentadas. En las sociedades esclavistas (Grecia y Roma en la Antigüedad) fueron antagónicos los propietarios libres y los esclavos; en el seno de la sociedad feudal estamental el enfrentamiento se estableció entre nobles y eclesiásticos por un lado y siervos por otro. Texto. Lucha de clases

En el seno de la sociedad capitalista ocurre igual: la lucha de clases es protagonizada por la burguesía, propietaria de los medios de producción (capital, fábricas, máquinas, transportes, etc.) y por el proletariado que, al disponer únicamente de su fuerza de trabajo, se ve obligado a venderla a cambio de un salario que escasamente sirve para satisfacer la supervivencia.

Los intereses de ambas clases son antagónicos e incompatibles y conducirán indefectiblemente al enfrentamiento. A medida que el capitalismo vaya desarrollándose el número de obreros se incrementará, lo que unido al deterioro de sus condiciones de vida, conducirá a la revolución. Texto. Lucha de clases

La revolución tendrá como objetivo conseguir una sociedad perfecta donde no existan ni explotadores ni explotados. Para ello será imprescindible la abolición de la propiedad privada, es decir, la socialización los medios de producción, evitando la mera sustitución de los antiguos propietarios por otros nuevos.


                                                                Aqui les dejo un video



La lucha de clases es una realidad intersubjetiva que vemos, comemos y oímos todo el tiempo.

Las clases sociales existen como lo explotan las telenovelas como los Victorinos, lo miden los organismos de planificación estatal como el DANE en su esquema de ingresos de la población económicamente activa y lo vemos transportándonos por la ciudad de sur a norte. Démosle una definición abstracta y simple: Las clases sociales son aquellos grupos humanos que comparten por su situación económica (ingresos, formas de trabajo, relación con los medios de producción) diferenciada de otros grupos, condiciones sociales y culturales similares.

Esta relación específica en donde podemos identificar una clase y diferenciarla de otras hace que cualquiera pueda comparar una vendedora de chicles de Bogotá con una hacendado paisa, estableciendo sus diferencias. Sin embargo no sólo existen las identidades  de clases, también las hay de raza, sexo, género, credo, región, política, a veces más o a veces menos importantes que la de clase para las personas que las experimentan y para las críticas que las analizan.



Las clases sociales potenciadas por el desarrollo del sistema capitalista, en términos clásicos la burguesía y el proletariado, también existen y así lo asumen los promotores de industrias culturales como los libros de colección con sus sondeos del público objeto, lo organizan los sistemas bancarios con sus escalas de préstamos y lo comemos cuando almorzamos en restaurantes diferenciados ubicados en el centro  de la ciudad donde hay lugares a los que van los técnicos, secretarias y mensajeros, y otro en donde van los jefes y administradores. Grosso modo podríamos decir que la burguesía es una clase social rica, ligada al comercio y poseedora de los medios de producción y distribución, y el proletariado es una clase social pobre, ligada al trabajo y que desposeída de los medios de producción y distribución, se ve obligada a vender su fuerza de trabajo para laborar sobre estos. Esta especificidad hace que podamos decir que la labradora de las haciendas de arroz de la costa es diferente al jefe de recursos humanos de un callcenter en Bucaramanga. Sin embargo no sólo existen estas clases sociales capitalistas, también hay otras clases anteriores al capitalismo, como la campesina o la terrateniente, otros sectores sociales como los intelectuales o los estudiantes, y otros niveles económicos como lo que diferencian una trabajadora de la construcción del pacifico que camina hasta su trabajo de un obrero carbonífero eléctrico del sur del país que se va en su carro.


El antagonismo entre las diferentes clases sociales potenciadas o no por el capitalismo también existe y los asume el folklore tradicional con historias como el príncipe y el mendigo, las policías del mundo con sus cordones sanitarios sobre las áreas pobres y lo oímos cuando escuchamos una conversación ajena en un bus de un empleado quejándose de su sueldo. Podríamos decir en líneas muy básicas que el antagonismo existe como conflicto por el control de la fuerza de trabajo y los medios de producción y distribución, entre clases sociales con intereses clasistas diferenciados. Este antagonismo hace que podamos diferenciar entre lo que quiere hacer con su tiempo y el dinero de su producción un cortador de caña del Valle con un empresario petrolero de los Llanos. Sin embargo el antagonismo no sólo existe entre las clases sociales pues se presenta por ejemplo también entre sexos o razas, ni siempre es la principal motivación de las personas como podría ser el caso de un campesino uribista que apoya la contra reforma agraria o un banquero izquierdista que defiende el alza de salarios, ni siempre se expresa de la misma manera diferenciando la llegada tarde de un conductor de volqueta por pereza o una junta de accionistas textileros a puerta cerrada de cualquier trabajadora.

El antagonismo es continuo y se transforma en lucha. La lucha de clases entonces existe. Es un fenómeno intersubjetivo, es decir que perciben diferentes personas, y mundial, pues se experimenta en diferentes momentos y regiones. Diríamos que puede existir en tres niveles: 1) la mayor parte del tiempo se expresa como comentario irónico de un patrón frente a la trabajadora, como desgano en el trabajo, como pelea verbal individual sobre el sueldo, es decir como soterrada tensión de baja intensidad y de desgaste, 2) en algunos momentos se expresa como coordinación de las peticiones de las diferentes actrices, como impugnación de los tiempos estándares y como huelga-lockout, es decir como conflicto abierto de media intensidad y de movimientos y 3) a veces se presenta como organización gremial, como violencia y como expropiación, como guerra declarada de alta intensidad y de posiciones. Es decir es más una lucha larguísima y permanente que una guerra corta y episódica, aunque a veces la primera asume la forma de la segunda.



Las clases sociales son un magma que permite el movimiento pero deja marca

Bakunin nació en un hogar de la más rancia aristocracia zarista con miles de siervos a su disposición, peleó la mayor parte de su vida adulta como revolucionario bohemio que dilapidaba su fortuna en su causa de liberación de las trabajadoras y murió pobre y rodeado de obreras y artesanas. Tulio Cuevas en Colombia en cambio nació en un hogar obrero, escalo como líder del gansterismo sindical al servicio de la colaboración de clases hasta convertirse en un patrón y murió en medio de empresarios y otros burócratas sindicales como él. Evidentemente la clase social a la que pertenecían estos dos hombres cambio a lo largo de su vida en una muestra palpable que las clases son un sistema cerrado pero no hermético y que permiten cierta movilidad social. Ambos creyeron férreamente en sus proyectos de vida y cambiaron sus condiciones materiales según los mismos. Sin embargo es importante comprender que las clases nunca existen solas, y siempre interactúan conflictivamente con otras identidades como el sexo, el género, la raza o la nacionalidad.

Sin embargo es evidente que su origen de clase fue importante en la proyección de unas determinadas actividades (ir a estudiar filosofía en el caso de Bakunin, trabajar en el caso de Cuevas)  y condiciona ciertas aspectos  de su vida adulta. Esto muestra que las clases pueden no ser bloques de granito que aprisionan en su interior pero tampoco riachuelos cristalinos en los que se entra y sale a voluntad, sino más bien una especie de magma que quema y moldea nuestros cuerpos y proyectos personales. Exploremos un ejemplo cotidiano: Un intelectual universitario que viene de una familia trabajadora empieza a comportarse como un burgués y adquiere algunos de sus hábitos puede distinguirse de un burgués cualquiera, por distintivos que van desde sus rasgos físicos hasta su discurso. Sin embargo si sus hábitos perduran y se afianzan, después de algún tiempo muchas de sus características diferenciadoras perderán su fuerza y pueden llegar a ocultarse, sin por eso desaparecer.


En el sistema capitalista las clases sociales son una estructura social abierta en la que nos inscribimos desde antes de nacer, como lo muestran las grandes desiguales nutricionales, habitacionales y laborales de las familias gestantes y hasta después de morir, como lo muestra el próspero negocio de la muerte y los cementerios para pobres o para ricos. Sin embargo con ciertas condiciones y con mucha voluntad, es decir con proyectos de vida, algunas aunque no todas, pueden modificar esta situación, sin por eso poder dejar de inscribirse en la lógica de estructuración clasista. Una trabajadora que malgasta su vida acumulando trabajos y logra ascender socialmente o una empresaria que se da la dolcevitta y se quiebra descendiendo hacia el nivel de las trabajadoras, no son personas por fuera o por encima de las clases sociales sino aquellas que mejor muestran su funcionamiento polarizante, situaciones reales que no deben dejarnos perder de vista que el sistema funciona precisamente porque aunque se revienten trabajando la inmensa mayoría de trabajadoras no escapa de su condición y aunque jamás lo hagan la inmensa mayoría de burguesas tampoco.



 Fuente o Para mas información: http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/24170



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