24 de noviembre de 2013

El arte de amar (Erich Fromm)

El amor intenta entender, convencer, vivificar. Por este motivo, el que ama se transforma constantemente. Capta más, observa más, es más productivo, es más él mismo.» El arte de amar es uno de los títulos clave en la bibliografía de Erich Fromm. En él, el filósofo alemán no pretende un manual ni una guía. Fromm considera el amor no como una sensación placentera de autosatisfacción sino como un arte hacia los demás que requiere un conocimiento y un esfuerzo. ¿Qué significa amar? ¿Cómo desprendernos de nosotros mismos para experimentar este sentimiento...? Fromm nos explica que el amor no es sólo una relación personal, sino un rasgo de madurez que se manifiesta en diversas formas: amor erótico, amor fraternal, amor filial, amor a uno mismo... Nos dice también que el amor no es algo pasajero y mecánico, como a veces nos induce a creer la sociedad de hoy. Muy al contrario, el amor es el fruto de un aprendizaje. Por ello, si queremos aprender a amar debemos actuar como lo haríamos si quisiéramos aprender cualquier otro arte.

¿Es el amor un arte? En tal caso, requiere conocimiento y esfuerzo. 
¿O es el amor una sensación placentera, cuya experiencia es una 
cuestión de azar, algo con lo que uno «tropieza» si tiene suerte? Este 
libro se basa en la primera premisa, si bien es indudable que la 
mayoría de la gente de hoy cree en la segunda. 

No se trata de que la gente piense que el amor carece de 
importancia. En realidad, todos están sedientos de amor; ven 
innumerables películas basadas en historias de amor felices y 
desgraciadas, escuchan centenares de canciones triviales que hablan 
del amor, y, sin embargo, casi nadie piensa que hay algo que 
aprender acerca del amor. 

Esa peculiar actitud se basa en varias premisas que, individualmente 
o combinadas, tienden a sustentarla. Para la mayoría de la gente, el 
problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en 
amar, no en la propia capacidad de amar. De ahí que para ellos el 
problema sea cómo lograr que se los ame, cómo ser dignos de amor. 
Para alcanzar ese objetivo, siguen varios caminos. Uno de ellos, 
utilizado en especial por los hombres, es tener éxito, ser tan 
poderoso y rico como lo permita el margen social de la propia 
posición. Otro, usado particularmente por las mujeres, consiste en ser 
atractivas, por medio del cuidado del cuerpo, la ropa, etc. Existen 
otras formas de hacerse atractivo, que utilizan tanto los hombres 
como las mujeres, tales como tener modales agradables y 
conversación interesante, ser útil, modesto, inofensivo. Muchas de 
las formas de hacerse querer son iguales a las que se utilizan para 
alcanzar el éxito, para «ganar amigos e influir sobre la gente». En 
realidad, lo que para la mayoría de la gente de nuestra cultura 
equivale a digno de ser amado es, en esencia, una mezcla de 
popularidad y sex-appeal. 

La segunda premisa que sustenta la actitud de que no hay nada que 
aprender sobre el amor, es la suposición de que el problema del amor 
es el de un objeto y no de una facultad. La gente cree que amar es 
sencillo y lo difícil encontrar un objeto apropiado para amar -o para 
ser amado por él-. Tal actitud tiene varias causas, arraigadas en el 
desarrollo de la sociedad moderna.














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