Los ratones de laboratorio al ser observados con detenimiento pudieron dar signos claros de manifestar temores a un olor particular, y que pueden transferir ese impulso a sus hijos y nietos no nacidos a través de un mecanismo hasta ahora conocido en su esperma, de acuerdo a lo revelado en un estudio reciente.
La investigación pretende demostrar que el concepto de que los animales "heredan" una memoria de los traumas de sus antepasados, y entonces es así responden como si ya hubieran vivido a esos mismos acontecimientos.
Este hallazgo en el estudio de la epigenética, revela que los factores ambientales pueden llegar a causar que los genes que empiecen a comportarse de manera diferente sin ningún cambio en su A.D.N. que ha sido codificado de manera subyacente.
"Saber cómo las experiencias ancestrales influyen en las generaciones descendientes nos permitirá entender más sobre el desarrollo de trastornos neuropsiquiátricos que tienen una base trans generacional", dice el coautor del estudio Brian Dias de la Escuela Universitaria de Medicina de Emory en Atlanta, Georgia.
Y algún día podría conducirse terapias que pueden suavizar la memoria "heredada".
Para el estudio, Dias y su co-autor Kerry Ressler, entrenaron ratones utilizando shocks eléctricos, para infundír miedo cuando el aroma un olor que se asemeja a los cerezos en flor se les presentaba a los ratones.
Más tarde, se probó en que medida el miedo era sabida por parte de su descendencia en estos animales, los resultados dicen que sorprendieron a los investigadores, pues cuando se exponía el mismo aroma lo relacionaban al momento como si antes ya lo hubieran vivido. La generación más joven aún no había sido concebida cuando sus padres se sometieron a los eventos de olor y shocks, y que nunca se les había presentado antes del experimento.
La descendencia de los ratones entrenados fueron "capaces de detectar y responder a muchas menos cantidades de olor... con lo que sugiere que son más sensibles al evento", dice Ressler co-autor del estudio publicado en la revista Nature Neuroscience.
Ellos no reaccionaban de la misma manera con otros olores, y en comparación con las crías de ratones no entrenados, su reacción al olor de flor de cerezo fue de aproximadamente 200 por ciento más fuerte, dice.
Entonces, los científicos examinaron un gen (M71), que regula el funcionamiento de un receptor de olor en la nariz y que responde específicamente al olor de flor de cerezo.
Las marcas epigenéticas
Al estudiar el gen, que heredaron los ratones entrenados a través de sus espermatozoides y los investigadores encontraron que no había sufrido ningún cambio en su codificación del ADN.
Sin embargo, en el gen se llevan las marcas epigenéticas que podrían alterar su comportamiento y hacer que se "expresen aún más" en los descendientes, dice Dias.
Esto a su vez provocó un cambio físico en el cerebro de los ratones entrenados, sus hijos y nietos, que todos tenían un glomérulo más grande (una sección dedicada al olfato alojada en cierta área especifica en el cerebro).
"Esto sucede porque hay más neuronas M71 en la nariz dedicadas al envío y estas tienen más axones en el cerebro", dice Dias.
Hubo cambios similares en el cerebro que se observaron que incluso en los concebidos con inseminación artificial de parte de los temerosos ratones con los que se inició el experimento.
Los hijos de padres ratones entrenados también tenían la expresión de genes alterados en su esperma.
"Esta transferencia de información podría ser una forma eficaz para que los padres 'avisen' a sus hijos acerca de la importancia de las características ambientales específicas que puedan surgir en sus entornos futuros", dice Ressler.
¿Puede ocurrir esto en los seres humanos?
Comentando sobre los resultados, el genetista británico Marcus Pembrey dice que podría ser útil en el estudio de las fobias, ansiedad y trastornos de estrés post -traumático.
"Ya es hora de que los investigadores de la salud pública se tomen en serio las respuestas transgeneracionales en los humanos", dijo en un comunicado emitido por el Centro de Medios de Comunicación de la Ciencia.
"Sospecho que no vamos a entender el aumento en los trastornos neuropsiquiátricos o la obesidad, la diabetes y los trastornos metabólicos generalmente sin tomar un enfoque multigeneracional".
Lobo Reik, quien liderea los estudios de epigenética en el Instituto Babraham en Inglaterra, dice que tales resultados son "alentadores", ya que sugieren que existe la herencia transgeneracional, pero aún no se pueden extrapolar a los seres humanos.
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