10 de octubre de 2013

Tecnología y radiación

El aumento de los desórdenes de conducta infantil podría ser por la exposición del feto a radiaciones de teléfonos móviles durante el embarazo.


El aumento de los desórdenes de conducta infantil podría atribuirse en parte a la exposición del feto a las radiaciones de teléfonos móviles durante el embarazo, según un estudio de la Universidad de Yale publicado en la revista Nature Scientific Reports. 

La investigación "demostró que problemas de comportamiento en los ratones similares al trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH, en los humanos), son causados por la exposición a los teléfonos móviles en el vientre materno", sugiere el estudio.

El equipo midió la actividad eléctrica cerebral de los ratones adultos expuestos a la radiación en estado fetal y llevaron a cabo una serie de pruebas psicológicas y de comportamiento.

Según Hugh Taylor, coautor del estudio, las ratonas embarazadas fueron sometidas a la radiación de un teléfono móvil en un modo silencioso pero activado con una llamada durante la duración de la prueba, cuyos resultados fueron comparados con los de un grupo control mantenido bajo las mismas condiciones pero con el teléfono desactivado.

Los científicos comprobaron que esos ratones tendían a ser más hiperactivos y mostraban una mayor ansiedad y menor capacidad de memoria, un efecto que atribuyeron a los cambios sufridos durante el embarazo en el desarrollo de las neuronas de la corteza prefrontal de su cerebro, responsable de los procesos de toma de decisiones y del comportamiento social.

El TDAH es un trastorno neurológico del comportamiento caracterizado por una distracción moderada a grave, hiperactividad y conductas impulsivas, cuya presencia se detecta en los niños antes de los siete años y que afecta a su actividad social y académica.

"Esta es la primera prueba experimental que confirma el que la exposición fetal a la radiación de la radiofrecuencia de los teléfonos móviles afecta de hecho el comportamiento de los adultos", explicó el profesor Taylor, del Departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias Reproductivas de Yale.

Taylor señaló que aunque es necesario llevar a cabo más pruebas con humanos para establecer los límites de exposición seguros durante el embarazo, a la vista de los resultados parece una necesidad "limitar la exposición del feto" a sus efectos.

Según Tamir Aldad, autor principal del estudio, serán necesarios nuevos experimentos con humanos o primates no humanos para determinar si los riesgos potenciales son similares, ya que la gestación en las ratonas dura sólo 19 días y los ratones nacen con cerebros menos desarrollados que el de los bebés humanos.









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