La autodefensa ciudadana en La Ruana, Michoacán.
Foto: AP / Marco Ugarte
Foto: AP / Marco Ugarte
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El retorno de los dinosaurios al trono ha
venido acompañado de un ataque sistemático a los movimientos sociales.
J. Edgar Hoover, el repudiado director del FBI durante casi cinco
décadas (1924-1972), decía que su objetivo era “exponer, trastornar,
redirigir, desacreditar y neutralizar de cualquier forma” a los grupos
disidentes. Hoy el PRI y sus aliados en los gobiernos estatales y los
medios de comunicación aparentemente están decididos a seguir el nefasto
y criminal ejemplo de Hoover al pie de la letra.
La estrategia de
shock & awe (conmoción y pavor) implementada por Enrique Peña Nieto
durante los primeros meses de su gestión (véase mi análisis:
http://ow.ly/l3RBb) no funcionó para eliminar la resistencia popular. Si
bien desarticuló algunos movimientos juveniles e intimidó a otros
sectores, el río ya empieza a regresar a su cauce.
Una gran parte
de la sociedad se niega a aceptar el cuento falso de que en México hay
democracia y de que la mejor vía para ser escuchado es votar en la
próxima elección en favor del candidato menos peor. Simultáneamente, el
aumento en los precios de la gasolina y de los alimentos, junto con los
regalos desde el poder a empresas monopólicas como Televisa, atizan el
descontento social e incrementan el repudio al gobierno en turno.
Llama
la atención que sean los maestros y los estudiantes quienes hoy
encabezan las protestas. Son las personas más cultas, con conocimiento
de la historia de México y el mundo, quienes ponen el ejemplo en
rechazar las mentiras de los medios de comunicación dominantes y tomar
el destino del país en sus manos.
Después de la Revolución
Mexicana, los maestros rurales exponían su vida para llevar la educación
científica y racional a las comunidades más alejadas y bajo el control
de la Iglesia. Al grito de “¡Viva Cristo Rey!”, los Cristeros linchaban a
los maestros que buscaban enseñar a sus hijos la evolución de las
especies y los orígenes del ser humano. Hoy los profesores vuelven a
tomar la batuta en el combate a la ignorancia fomentada desde las
cúpulas del poder. Y hoy los nuevos pastores apostados en Avenida
Chapultepec también linchan a los maestros, desde la pantalla
televisiva, al relacionarlos con “narcotraficantes”, “guerrilleros” y
“vándalos”.
En los años sesenta y setenta las movilizaciones
estudiantiles obligaron al régimen a abrirse e iniciar un largo y
sinuoso proceso de liberalización. Pero cientos de estudiantes primero
tuvieron que pagar con sangre en la masacre de Tlatelolco de 1968 y los
actos represivos posteriores, como el Jueves de Corpus del 10 de junio
de 1971. Hoy de nuevo los estudiantes en todo el país sacrifican sus
importantes actividades cotidianas para luchar por el interés general y
exhibir las injusticias del sistema. Y también son recibidos con balas,
denuncias penales y oídos sordos de parte de los gobernantes.
Este es un fragmento del análisis que se publica en la edición 1907 de la revista Proceso, ya en circulación.
Fuente: Proceso, publicado por: John M. Ackerman,
Twitter: @JohnMAckerman
Fecha de publicación. 22 de Mayo de 2013
Dirección de la nota: http://www.proceso.com.mx/?p=342744
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