14 de enero de 2014

RELIGIÓN Y CIENCIA

En la historia de la ciencia hay pasajes verdaderamente sorprendentes, revolucionarios y hasta dramáticos. Las personas que han contribuido de manera consiente o involuntaria para su camino y evolución son en veces inesperadas.

Desde hace tiempo las filosofías, costumbres o religiones sostienen una relación con la ciencia de amor y odio, de la que no son siempre acaban por estar de acuerdo con lo que una piensa de la otra y sus defensores caen en el señalamientos mutuos de sus errores, condenándose a no aprender de las riquezas que su contra parte pudiera llegar a ofrecerle.

Sin embargo cuando los esfuerzos convergen y hacen las diferencias a un lado, pueden llegar a descubrimientos que al final del día benefician en mucho a la humanidad y de ello aquí les expongo algunos casos que lo prueban.

GEORGES HENRI JOSEPH ÉDOUARD LEMAÎTRE


Este caballero nació en Bélgica en 1894 y desde muy joven empezó a despuntar por sus aficiones tanto a la religión como a la ciencia. Su padre le sugirió que se dedicara al estudio de ingeniería, lo cual hizo, pero con el tiempo se inclino al estudio de la Física. La primera guerra mundial llegó a mediados de su carrera como estudiante por lo que tuvo que pausar su avance académico y ofrecerse como voluntario para el ejercito de su país. Retomando una vez sus estudios se graduó con un doctorado por la Universidad de Lovaina; Las densas matemáticas y la física de la teoría general de la relatividad eran manejadas con soltura por Lemaître, lo que con el tiempo le llevaría no solo a conocer de cerca al autor de esa teoría si no incluso a proponer lo impensable para la comunidad científica de su tiempo.

Habiendo obtenido el título de sacerdote en 1923 por su dedicada labor religiosa, ese mismo año le son conferidas becas de estudio de parte de su país natal y por una fundación educativa norte americana y además es invitado por parte de la universidad inglesa de Cambridge como investigador en Astronomía.

Los resultados de sus estudios fueron vistos frecuentemente por sus compañeros de profesión con recelo, dado que su paralelismo religioso le ganaba la fama de manipular lo que llegaba a describir en sus formulaciones, pero no fue si no hasta 1927 cuando publicó una declaración que se fundamentaba en la teoría de la relatividad general y que en su momento nadie tomó enserio... "el universo se esta expandiendo y no es estático como creíamos"... (Alexander Friedman había llegado antes a ese resultado pero Lemaître lo presento de una manera sólida e impecable) ese mismo año lo platicó con Einstein, con quien inicialmente no obtuvo su apoyo. Esto a su vez explicaba lo observado por Slipher y Wirtz que advertían de un corrimiento hacia el rojo de la luz de las nebulosas espirales. Dado que si la expansión del cosmos era un hecho comprobado, era entonces lógico que volviendo en reversa la historia se podría inferir que todo lo que podemos ver parte de un punto de origen, que dicho sea de paso la física cuántica describe como más pequeño que el punto de una "i", es pues el origen del espacio-tiempo. En 1931, propuso la idea que el universo se originó en la explosión de un «átomo primigenio» o «huevo cósmico». Dicha explosión ahora es llamada "el Big Bang". Al final y tras de varios encuentros con Einstein ganó decididamente su apoyo al punto de que el científico de origen alemán declaró: "Lemaître era la persona que mejor había comprendido sus teorías de la relatividad".



Lemaître estaba convencido de que ciencia y religión son dos caminos diferentes y complementarios que convergen en la verdad. Al cabo de los años, declaraba en una entrevista concedida al periódico estadounidense The New York Times: "Yo me interesaba por la verdad desde el punto de vista de la salvación y desde el punto de vista de la certeza científica. Me parecía que los dos caminos conducen a la verdad, y decidí seguir ambos. Nada en mi vida profesional, ni en lo que he encontrado en la ciencia y en la religión, me ha inducido jamás a cambiar de opinión".

Al final de su vida, ya consagrado y reconocido por la comunidad científica internacional se dedicó cada vez más a los cálculos numéricos. Su interés en las computadoras y en la informática terminó por fascinarlo completamente. Murió en Lovaina poco después de oír la noticia del descubrimiento de la radiación de fondo de microondas cósmicas, que constituía la comprobación de su teoría, que es hoy uno de los pilares para el entendimiento de lo que se conoce hoy del cosmos.

PIERRE TEILHARD DE CHARDIN S.J. 


Pierre fue religioso, filosofo... y paleontólogo; Nació en 1881 en Francia; la vida de este personaje no fue nada sencilla pues en su andar conoció de cerca la inconformidad de los dos mundos, tanto del científico como del religioso.

Siendo el cuarto de once hermanos, tuvo por padre a un naturalista (lo que hasta tiempo después se conocería como biólogo) influyendo en su carrera profesional y de su madre retoma el gusto por la religión.

Cursó los estudios de ciencias y letras en el colegio jesuita de Mongré (Villefranche-sur-Saône). Con el tiempo es ordenado como sacerdote.

Para 1909 llegó a conocer a un señor llamado Charles Dawson que presentó como descubrimiento propio los restos óseos ante la Sociedad Geológica de Londres del llamado "Hombre de Piltdown", mismo que se descubrió hasta pasados los años que se trataba de un fraude y que para desgracia de Teilhard se le señaló como corresponsable del fraude aunque jamás hubieron pruebas terminantes al respecto de su responsabilidad en el hecho. Probada su inocencia al respecto para el año de 1912, entró a trabajar en el Museo Nacional de Historia Natural de París, más adelante entre 1922 y 1926 obtiene 3 licenciaturas en ciencias naturales en la Sorbona (Geología, Botánica y Zoología) alcanzando incluso a titularse con una tesis Doctoral. Entre sus artículos publicados escribe uno que tituló "El Pecado Original", mismo que le trajo serios problemas con el Vaticano, al punto de tener que dejar de dar clases.


En uno de sus viajes y en colaboración con Henri Breuil descubren en la provincia llamada Zhoukoudian de China los restos del llamado Hombre de Pekín (Homo Erectus Pekinensis, el cuál resultó ser el pariente más cercano al Pithecanthropus u Hombre de Java).

Breuil y Teilhard descubrieron que el hombre de Pekín era un fabricante de herramientas de piedra y que manipulaba el fuego. Teilhard contribuyó fuertemente a la constitución de una red internacional de investigación en paleontología humana. En 1951 ingresa en la Academia de las Ciencias de Francia. Finalmente muere en Nueva York, el 10 de abril de 1955, el día de Pascua. Un año antes, durante una cena en el consulado de Francia de esa misma ciudad, confió a sus amigos: “Mi deseo sería morir el Día de La Resurrección”.

En 1958, Teilhard ya había muerto, el padre Janssens informó a la Compañía de Jesús, que un decreto del Santo Oficio, dirigido por el cardenal Ottaviani, requirió a las congregaciones retirar de todas las bibliotecas las obras de Teilhard. El documento dice que los textos del jesuita "representan ambigüedades e incluso errores tan graves que ofenden a la doctrina católica" por lo que "alerta al clero para defender los espíritus, en particular los de los jóvenes, de los peligros de las obras de P. Teilhard de Chardin y sus discípulos". Más recientemente, en 1987, el entonces teólogo y cardenal Ratzinger, Papa Emérito Benedicto XVI en sus Principios de Teología Católica admitió que uno de los principales documentos del Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes fue permeado por el pensamiento del jesuita francés.

GREGOR JOHANN MENDEL

Fue la primera persona en darse cuenta de manera objetiva que existen ciertas reglas para la transferencia de características de los padres para los hijos, cuando menos en el caso de ciertos vegetales, el trabajo fue exhaustivo, involucró varios años, al final su obra fue publicada en 1865, cuatro años después publicó otro libro, pero al igual que el primero fue casi ignorado por completo, durante más de treinta años el trabajo de este monje fue el único que de manera objetiva trataba el delicado problema de la herencia, para los científicos de la época, la vida era un problema absolutamente insoluble, todos los organismos ya sea animales, vegetales y demás, parecían integrados por sustancias únicas, muy diferentes a las existentes en las rocas o en el polvo del suelo, sin embargo al descomponerse todos los seres vivos, se convierten en un material indistinguible al que puede uno hallar en un camino de tierra cualquiera.

De origen austriaco el padre de la genética, demostró que las características heredables son aportadas mediante unidades discretas que se heredan por separado. Estas unidades discretas, que Mendel llamó “elemente”, se conocen hoy como genes. Hijo de un veterano de las guerras napoleónicas y la hija de un jardinero, vivió una infancia marcada por la pobreza. En 1843 ingresó en un monasterio agustino de Königskloster, donde fue ordenado sacerdote en 1847. Más tarde se trasladó a la Universidad de Viena para seguir una carrera docente. En 1851 el sacerdote conseguía el titulo de Doctor en Matemáticas y Ciencias, gracias a lo cual, tres años mas tarde se convertiría en profesor suplente de la Real Escuela de Brünn.

Gregor Mendel siempre fue muy observador. A pesar de su formación religiosa, el científico que había en el reparaba en detalles que a sus pares a menudo se le pasaban por alto. Gran amante de la naturaleza, gustaba de dar largas caminatas por los alrededores del monasterio. Quizás todos estos factores hicieran inevitables que comenzase a notar sutiles variaciones en las plantas que veía en sus derroteros. Fue así como en uno de sus paseos se encontró una variedad extraña de una planta ornamental que era muy común por aquellos lugares. Mendel no pudo más que preguntarse como era posible que esa planta hubiese obtenido esas características irregulares. Sin dudarlo, Gregor tomó esa planta anómala y la llevo consigo, para plantarla al lado de un ejemplar de la variedad normal. Sin saberlo, este pequeño experimento que llevaba a cabo en 1856 seria el que despertaría en el su gran capacidad de investigador. En esa época ya se sabía que para obtener una nueva planta la flor de una debía ser polinizada con el polen de otra. Por supuesto, nadie había estudiado en profundidad las implicaciones de este mecanismo. Gregor dedicó los cinco años siguientes a la botánica. Mantuvo un pequeño jardín en monasterio, en el que tenia una gran variedad de plantas fertilizadas artificialmente. De forma rutinaria cruzaba una con otras, e iba anotando los resultados de sus experimentos. La primera fase de su análisis consistió en la obtención, mediante cultivos convencionales previos, de líneas puras de cada planta. Esto le proporciono una gran variedad de semillas para experimentar.

Luego, de manera metódica, cruzó estas estirpes de dos en dos, mediante la técnica de polinización artificial. De este modo le era posible combinar variedades diferentes de una misma planta, que presentaban distintas y muy precisas características entre sí. Algunas variedades tenían semillas lisas, otras arrugadas; o bien presentaban flores blancas unas y flores coloreadas las otras. Mendel quería comprender que ocurría al cruzar una con otra. Sus trabajos en el jardín le permitieron a Mendel enunciar sus famosas tres leyes de la herencia, también conocidas como “leyes de Mendel”. Básicamente, Gregor descubrió que, mediante el cruzamiento de razas que difieren en al menos dos caracteres, se pueden crear nuevas razas estables. Sus trabajos fueron la base de todos los descubrimientos efectuados sobre los mecanismos de la herencia.

En 1900, el trabajo de Mendel fue duplicado por tres científicos (Hugo de Vries, Karl Erich Correns y Erich Tschermack), 26 años después de la muerte de Gregor Mendel. La comunidad científica comenzó a interesarse en los mecanismos de transmisión de características genéticas, y poco a poco comenzó a nacer una ciencia que, en la actualidad, seria capaz de obtener duplicados exactos de seres vivos, mediante procedimientos de clonación.


Cuando el desconocimiento es la base de la descalificación y el ataque, desde cualquier filosofía, puede generarse indudablemente una receta para el desastre. Por cierto aquí les dejo un enlace para aclarar dudas al respecto de la evolución.


EVENTOS DESAFORTUNADOS



Existe por desfortuna, pasajes lamentables en esta relación entre los dos mundos, vienen a la mente sucesos como los vividos por Hipatia de Alejandría, Giordano Bruno o Galileo Galilei (que en ese orden son quienes se ilustran en la foto de arriba), fueron victimas de personas que en el nombre de sus creencias, les hicieron pagar un precio muy alto por no ser compatibles con lo que esos otros pensaban.

El hecho de sostener un punto de vista diferente con lo que alguna autoridad nos señala no debiera jamás costar la vida de nadie. Creo que el pensamiento fundamentalista no es buen consejero. Por lo que si aspiramos a un principio mas incluyente, tendríamos que ver como una ventaja el tener de nuestro lado a quienes piensan distinto como arranque de una visión más amplia, por que al final, esos que difieren podrían estar señalando con sus estudios un camino que hacía falta  por explorar.

Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Georges_Lema%C3%AEtre
http://es.wikipedia.org/wiki/Pierre_Teilhard_de_Chardin