20 de octubre de 2014

EL CÁNCER DE SENO EN MUJERES

En el mundo, una de cada ocho mujeres padece o va a desarrollar cáncer de mama en su vida. En México es la principal causa de muerte por tumores malignos en mujeres mayores de 25 años y constituye un problema de salud pública grave.
 
 
Para resolverlo, las medidas preventivas son fundamentales para el diagnóstico, tratamiento y control del padecimiento, así como para reducir la mortalidad. En la estrategia, luchar contra la obesidad desde la infancia, factor de riesgo relacionado con el aumento de los casos en años recientes, es una tarea urgente, aseveró Óscar Arrieta Rodríguez, académico de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
 
No podemos modificar la predisposición genética, pero sí cambiar estilos de vida que repercuten en la salud de la población y contribuyen al desarrollo de enfermedades, subrayó en ocasión del Día Mundial de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, que se conmemora este 19 de octubre. Una política pública de salud pertinente es erradicar la publicidad de alimentos chatarra y su venta en las escuelas, además de promover la actividad física, abundó. El cáncer de mama tiene costos directos e indirectos elevados. Miles de mujeres fallecen por esta causa en edad productiva, con repercusiones graves en sus familias. Para aminorar el impacto entre la población, la detección temprana y atención oportuna son estrategias prioritarias, reiteró. Para ello, es necesario que las campañas de prevención y los exámenes médicos lleguen a todas en el país. Asimismo, se deben formar y capacitar los recursos humanos requeridos. El académico advirtió que en las mexicanas el cáncer de mama se presenta antes de los 50 años, 10 a 11 años antes que en países desarrollados. En 11 de cada 100 casos las pacientes son menores de 30 años y los cuadros son más agresivos.
 

En años recientes, desplazó al cervicouterino como la primera causa de mortandad femenina por tumores malignos, con un incremento significativo. Una parte relevante del diagnóstico es tratar de identificar a las mujeres con alto riesgo de desarrollar el padecimiento por trastornos genéticos hereditarios, con el propósito de establecer un programa de vigilancia y, de ser el caso, realizar una mastectomía.
 
El costo del tratamiento se multiplica por 10 al pasar de las etapas tempranas a las avanzadas. La prevención constituye la mejor inversión y podemos atenderlas con mejores pronósticos, añadió. Anteriormente, de 70 a 80 casos de cada 100 se diagnosticaban en etapas avanzadas, pero gracias a campañas de mastografía y de información la tasa disminuyó a 50 de cada 100, refirió el también investigador del Instituto Nacional de Cancerología (INCan).
 
El especialista recomendó realizarse el examen referido –el principal método para la detección oportuna de tumores malignos antes de que sean palpables– a partir de los 40 años, tener seguimiento ginecológico y autoexplorarse cada mes, entre los días cinco y siete del ciclo menstrual.
 
Ante cualquier síntoma como masa o engrosamiento, cambios en el tamaño o forma de los senos, hoyuelo o arruga en la piel del pecho u otra lesión, debe acudirse a revisión especializada para tomar las medidas pertinentes orientadas a descartar si es maligna o benigna.
 
Es necesario garantizar a las mexicanas el acceso a la información y a los exámenes necesarios para el diagnóstico temprano. Además, se deben comunicar los beneficios de la autoexploración para eliminar tabúes y prejuicios al respecto, concluyó.
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