31 de enero de 2014

Niños reciben clases de atacar a migrantes



CIUDAD DE MÉXICO.- El Comité de Servicios de Amigos de las Américas en San Diego divulgó una serie de fotografías que muestran prácticas de la Patrulla Fronteriza para enseñar a niños, algunos de ellos de cuatro años de edad, a disparar con armas de paintball  a un maniquí que representa a un migrante que recién cruza la frontera de manera ilegal.

Las imágenes, en las que aparecen niños y adolescentes, fueron captadas en la zona de la frontera entre Estados Unidos y México conocida como El Bordo, en los límites de San Diego con Tijuana, cerca de donde decenas 
de migrantes que han sido deportados a territorio mexicano viven como indigentes.

“Son fotografías realmente perturbadoras, especialmente por la edad de los niños”, comentó a Pedro Ríos, director del proyecto fronterizo Comité de Servicios de Amigos de las Américas.

Ríos y otros dirigentes de organizaciones de derechos humanos de San Diego, viajaron el martes pasado a Murrieta, California, para participar en una protesta contra las deportaciones, y al concentrarse en el área vio el maniquí que representa al migrante indocumentado y le tomó fotografías.



Luego, al consultar entre la comunidad sobre esa figura, una persona proporcionó las fotografías de los niños mientras disparaban los proyectiles de pintura contra el maniquí.

En la serie de imágenes se puede ver a un oficial de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos en uniforme administrativo, y cerca de un vehículo de esa corporación deja que los menores de edad elijan las armas que desean usar para disparar los comprimidos de pintura.

En otras imágenes se aprecia también a pequeños de unos tres o cuatro años que disparan contra el maniquí muy cerca de la primera de dos bardas metálicas paralelas, de tres metros de altura, que separan a Estados Unidos de México.

Las fotografías fueron divulgadas en San Diego mientras crecen las críticas hacia la Patrulla Fronteriza por su uso indiscriminado de la fuerza contra los migrantes.

El director de la Coalición de Comunidades Fronterizas, Christian Ramírez, dijo a este diario que la Patrulla Fronteriza ha matado a tiros a unas 45 personas desde 2005, incluidos 13 ciudadanos estadundienses, y nunca se ha sancionado a algún agente.

Acerca de esas fotografías, la Patrulla Fronteriza no respondía la noche de ayer a las solicitudes de la prensa.

Las únicas actividades con menores de edad de las que esa agencia ha informado en los últimos años han sido con las Academias de Exploradores de la Patrulla Fronteriza, que han sido anunciados como encuentros similares a los de los boy scouts.

Esa corporación tiene cerca de 22 mil oficiales.

Las amenazas 

En noviembre pasado, Pedro Ríos criticó la advertencia de la Patrulla Fronteriza acerca del uso de armas letales contra migrantes si éstos lanzan piedras contra sus agentes.

“Hay muchos casos de personas que mueren por disparos de la Patrulla Fronteriza, presuntamente porque las víctimas les lanzaron piedras, pero nunca se ha registrado un caso de un agente que pierda la vida por esa presunta agresión”, dijo.

Durante octubre del año pasado, incluso la Oficina de la Contraloría Gubernamental (GAO, por sus siglas en inglés ) de Estados Unidos sugirió entrenar a los agentes fronterizos acerca de en qué casos usar armas letales.

Además, la GAO informó que la Patrulla Fronteriza carece de la clasificación de “abuso de autoridad” entre sus procedimientos de quejas.

“En los últimos tres años, por lo menos ocho personas han muerto en la frontera por disparos de patrulleros, y otras dos por abuso de autoridad de otro tipo”, dijo Pedro Ríos.

En un documental, organizaciones defensoras de migrantes mostraron que patrulleros dispararon contra personas del lado mexicano de la frontera sin que mediara agresión alguna.

Constataron que algunas de esas personas eran menores de edad y que otras difícilmente podrían arrojar piedras mientras corrían.

La abogada Andrea Guerrero, directora de Alianza San Diego, dijo que la patrulla sólo debería usar la fuerza letal en casos verdaderamente excepcionales.