14 de mayo de 2013

¿Quién disparaba armas de fuego en la prehistoria?

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¿Es la historia de la humanidad una farsa? ¿Son muchas de las premisas en las que se basa la arqueología una flagrante estafa a todos los niveles? ¿Existen descubrimientos arqueológicos que obligarían a reescribir la historia del hombre tal y como la conocemos? ¿Qué se oculta sobre nuestro verdadero origen?
Partiendo de la base imprescindible de la defensa de la heterodoxia y del pensamiento crítico, diré que si sólo existiera (mejor dicho, pudiera existir), un hombre sabio en posesión de la verdad absoluta, yo sería el primero en someterme al juicio de las opiniones y de los hechos. Todas estas cuestiones planteadas en la cabecera del presente informe entrarían a formar parte de una doctrina hereje para la arqueología oficialista que intenta dar respuesta a las incongruencias del pasado histórico así como aquellos hechos ante los que la ciencia se ve incapaz de explicar: la astroarqueología.
Esta es un corriente teórico que es definido como el  conjunto de hipótesis, excavaciones y restos arqueológicos que no se ajustan a la metodología arqueológica habitual. Si bien es cierto que los bastiones de la ciencia han regido por largos años los contenidos ilustrados en los libros de historia en la enseñanza secular, a menudo a esta no se le puede otorgar el papel de juez imparcial, ya que en muchas ocasiones esta se ve impotente ante la negativa de ser capaz de emitir un fallo imparcial, un veredicto definitivo e irrevocable. Errar no es pecado, siempre que uno entienda la provechosa lección de modestia: hay que guardarse de pronunciar juicios y condenas. Hay errores grandiosos y bravuconadas manifiestas y palpables.
No sería difícil formar una lista interminable de ejemplos de la ceguera de los pontífices que han sentado las erróneas bases del pensamiento moderno conocido por el hombre. Si antaño, el retoño favorito y predilecto del Estado, la Iglesia, defendía los bastiones de su doctrina, hoy en día, tanto la ciencia, la filosofía, la política, como aquellos poderes fácticos que nos gobiernan, podrían franquear las puertas del conocimiento con nuevas teorías e hipótesis. En una palabra, desbloquear el camino de las ideas revolucionarias. No me refiero a los visionarios que, todos los años, inventan una vez más el perpetum mobile.
Me refiero a los que podrían y pueden apoyar una revolución para romper los grilletes de la neo esclavitud que nos oprime. Mas, no interesa llevar a cabo lo mencionado, puesto que los libros habría que volver a reescribirlos, y, en consecuencia, se desencadenaría un efecto dominó de preguntas y respuestas a las que esos “iluminados” no podrían hacer frente. Aunque a menudo muchos de estos sujetos no se traguen entre sí, frente a los intrusos son… <<todos para uno y uno para todos>>. Así rodean con una muralla de obstinación ese territorio que irracionalmente se empeñan, a lo que parece, en considerar <<sagrado>>.
Los métodos que utilizan van desde lo sutil hasta lo agresivo; la medicina se dosifica según la gravedad del caso. A eso se le llama <<proporcionar los medios a los fines>>. El cliente molesto puede ser aplastado con killer-phrases (como denominan los americanos a un sarcasmo particularmente rudo), como un moscardón al que se mata con un papirotazo. Todo esto, y hasta la vanidad pinturera de los grandes ases de todas y cada una de las especialidades engañabobos, me parecería disculpable, si no fuera porque esa vanidad es el mayor obstáculo al progreso.
Pongámonos en su lugar. Tratemos de ser empáticos, aunque solamente sea por un momento, y admitamos que cuando uno se ve obligado a rendir fortaleza edificada durante mucho tiempo de quemarse las pestañas, el trago ha de saberle muy amargo Existe una arqueología prohibida para la ciencia que nos muestra inquietantes descubrimientos que, de revelarse ciertos, obligarían replantear todo lo se nos ha sido inculcado hasta la fecha de hoy.
Aunque muchos se resisten a aceptarlo, esos descubrimientos, esos vestigios, y esas <<pruebas>> circunstanciales existen, pese a que el mayor y más ferviente defensor de los escépticos trate de negarlo. No deja de ser sorprendente comprobar cómo algunas anomalías históricas son totalmente pasadas por alto por arqueólogos e historiadores, cuando no deliberadamente silenciadas.
Se trata, casi siempre, de hechos que no encajan dentro de las teorías elaboradas por los expertos y que su reconocimiento oficial podría resquebrajar el edificio académico con tanto esfuerzo construido. ¿Existieron y se usaron armas de fuego en la prehistoria? ¿Fueron nuestros tiempos pretéritos el escenario mudo de auténticos tiroteos al igual que en las viejas películas del oeste? ¿Por qué se acallan los descubrimientos que así parecen confirmar parte de estas fantásticas hipótesis?


Expediente abierto número 1: El bisonte de Moscú
En el Museo de Paleontología de Moscú está expuesto el cráneo de un bisonte, cuyo hueso frontal fue limpiamente atravesado por un proyectil. A día de hoy, este museo adscrito al “Paleontological Institute of Russian Academy of Sciences” sigue exponiendo en sus vitrinas el cráneo de un viejo bisonte que muestra en su frente un agujero perfectamente redondo que tuvo que ser consecuencia de un proyectil de una arma de fuego disparado a gran velocidad.
Figura 1. Este esqueleto de bisonte perteneciente al período neolítico está expuesto en el Museo de Paleontología de Moscú. Se puede observar con claridad un orificio limpio y sin grietas presente en la frente del animal. ¿Armas de fuego en el neolítico?
Como sabemos, este animal es originario de Siberia (Rusia). Este vivió en aquellas latitudes extremas cuando el hombre de la época no era más que un Neanderthal –según la cátedra oficialista de la arqueología-. Según los cálculos, se estima que el bisonte vivió durante el período neolítico (8.000 a 2700 A.C), una época durante la cual es sabido por los arqueólogos que se fabricaban rudimentarias armas elaboradas en piedra.
El modelo más perfeccionado que consiguieron elaborar los hombres del neolítico fue el hacha de piedra. Un golpe de hacha elaborada con ese material simplemente habría destrozado ese cráneo, y en ningún caso hubiera conseguido formar un agujero tan perfecto o, en todo caso, no hubiera podido producirse un agujero perfectamente regular y sin grietas a su alrededor. No es así, y lo cierto es que estamos ante un orificio efectuado limpiamente. ¿Disparos con armas de fuego en el neolítico? Parece un disparate a simple vista, una circunstancia imposible en aquel tiempo.
Y, sin embargo, ahí está expuesto en Moscú. Ante semejante fenómeno, expertos en balística y arqueólogos no salieron de su asombro. No obstante, ¿qué opinan sobre este cráneo de bisonte los “eruditos” de las cátedras academicistas ortodoxas? En primera instancia, la ciencia supuso que la causa fue, ¡un impacto de jabalina u de otro tipo de arma arrojadiza! ¡Parece mentira la desfachatez de los científicos en ciertas ocasiones! ¿Acaso no tuvieron en cuenta que ese poder de penetración no lo tiene en ningún caso una arma como una jabalina sino, en todo caso, la fuerza de un proyectil de tamaño mayor? ¿A quién pretenden engañar? En fin…
No debemos sorprendernos que ante la falta de argumentos y recursos, muchos de estos estudiosos realicen invenciones fuera de toda lógica con tal de desprestigiar las hipótesis que, por muy irracionales y descabelladas que puedan parecer, esconden en sus cimientos grandes verdades ocultas. Uno de los recursos empleados por parte del oficialismo arqueológico con tal de desmentir la teoría del orificio causado por un impacto de proyectil por parte de un arma de fuego fue el atribuir al origen de este agujero causas naturales. En este caso, ¡el impacto de un meteorito! ¡Es una sandez, y sin embargo, es el principal argumento de los arqueólogos ortodoxos!
Por muy prestigiosos que sean estos “expertos”, por muy inteligentes que alardeen ser, y por muchos reconocimientos que estos tengan en su haber –otorgados en el 100%  de los casos por parte de la cátedra fraudulenta del oficialismo científico- , esta no deja de ser una teoría muchísimo más descabellada que la que yo expongo –entiéndase, obviamente, que no he sido yo el primero en plantearla, puesto que Erich Von Däniken hizo alusión a esta posibilidad en su libro El Mensaje de los Dioses-.

Figura 2. El Mensaje de los Dioses, obra ilustre del escritor suizo Erich Von Däniken.
¿De veras se imaginan un meteorito atravesando la atmósfera, y, una vez este se desintegrado, impactando justo en el centro del cráneo del bisonte expuesto anteriormente? ¡Es una teoría totalmente absurda e improbable pese a que muchos expertos hayan hecho mención a esta como a la causa del agujero en el cráneo del bisonte! Sin lugar a dudas se trata de una pregunta difícil de contestar… ¿Quién tenía y disparaba armas de fuego 8.000 años A.C?
Expediente Abierto número 2: El Cráneo Prehistórico de Moya
En Moya, una pequeña localidad de Cataluña, se descubrió un cráneo prehistórico de singular interés, pues este mostraba en el centro de su frente una herida sufrida por el impacto de una bala. Más extraordinario es aún que, tras ser analizada la herida, quedó demostrado que el individuo en cuestión siguió viviendo después de haber recibido el impacto.
¿Cómo era el espécimen de Moya?
Se estimó que era un hombre moderno, de la raza “Cro-Magnon”, el cual vivió aproximadamente hace unos 6000 o 7000 años. Presentaba una altura de 170 centímetros -muy superior a la media del tiempo en el que vivió, y se estimó que murió a los 50 años de edad, superando, en consecuencia, la media de la esperanza de vida de aquel entonces.
¿Dónde se encontró?
En la Cova de Toll. Dicho emplazamiento es una de las tantas y tantas cavidades abiertas en los terrenos de naturaleza predominantemente calcárea correspondientes al Eoceno,  la segunda época geológica del período Paleógeno en la Era Cenozoica.
De hecho, tanto esta cueva como la de las Toixoneres, sirvieron de refugio y de cámaras sepulcrales a los humanos de aquellas épocas. Las excavaciones, iniciadas en los años cincuenta (la entrada principal fue descubierta el 29-10-1954) evidencia la presencia de una riquísima fauna en este lugar, que es considerado por los expertos como una de las zonas con mayor riqueza de especies animales del cuaternario, y que se corresponde con la última glaciación de esa era o Período Wurm.
La cueva tiene 1148 metros de profundidad si bien solamente pueden ser visitados 158 de los que algo más de cien corresponden a la Galería Sud que es la que fue ocupada por los primitivos neanderthales y por posteriores asentamientos.

Figura 3. Cráneo de Moya. ¡Véase el perfecto orificio en la frente del cráneo!
HIPÓTESIS ARQUEOLÓGICAS OFICIALISTAS:
1ª Hipótesis: Impacto de una piedra
Como en otras ocasiones, se ha especulado con la posibilidad de que la perforación hubiera sido producida por el impacto de una piedra en la frente o la punta afilada de alguno de los utensilios utilizados por el hombre primitivo. Sin embargo, un traumatismo de este tipo hubiera dejado astillado el hueso y, desde luego, hubiera producido un orificio mucho más irregular. Como he mencionado con anterioridad en el caso del cráneo del bisonte de Moscú, un golpe efectuado con una de las rudimentarias herramientas de las que se disponía en esa primitiva época, habría dejado una protuberancia craneal astillada, y, muchísimo más irregular de la que podemos observar.
2ª Hipótesis: Una trepanación
La trepanación es una práctica médica que consiste en agujerear el cráneo. Antiguamente se realizaba con el objetivo de eliminar enfermedades consideradas de origen cerebral, mientras que en la actualidad se emplea como acceso quirúrgico en algunas operaciones de neurocirugía, como es el caso de tumores cerebrales. No obstante, debido a la localización del agujero así como por el tamaño que presenta el mismo, dicha hipótesis queda prácticamente obsoleta.
3ª Hipótesis: Una infección dental
Expertos llegaron a la conclusión de que el espécimen debió sufrir una fuerte infección dental localizada en la mandíbula superior,y, en consecuencia, este desarrolló sinusitis, enfermedad que le perforó el hueso frontal. No obstante, dicha patología no fue la causa de la defunción, y es sabido que el ejemplar sobrevivió a la mencionada enfermedad. A priori, está explicación es la que satisface a todas las partes implicadas en la investigación, ya que, descarta -en opinión de los estudiosos ortodoxos del caso- la <<improbable>> e irracional hipótesis del moderno proyectil de arma de fuego disparado en la antigüedad contra aquél ser prehistórico.
HIPÓTESIS ASTROARQUEOLÓGICAS
1ª Hipótesis: Un rayo láser disparado por un ser extraterrestre
Les propongo un pequeño ejercicio de imaginación en esta primera hipótesis. No les pido que crean nada de lo que leerán. Simplemente, tómenselo de manera deportiva y analicen el trasfondo de los hechos. ¿Es una especulación? Sí, pero tanto esta como la imaginación son las únicas herramientas que nos pueden permitir alcanzar un mayor progreso.
Empecemos. Remontémonos al pasado en el que el hombre era aún un homínido primitivo carente de lógica, inteligencia, y raciocinio propios. Imaginemos que una nave extraterrestre de pilotada por antiguos cosmonautas aterriza en un paraje desolado del planeta Tierra con el fin de realizar una misión de reconocimiento, por ejemplo.
Una vez la nave nodriza aterriza, se encuentra un grupo de homínidos que, en actitud de sorpresa y asombro ante el encuentro con esos extraterrestres, toma del suelo piedras y toma una actitud defensiva para hacer frente a esa amenaza. Al ver que los homínidos están dispuestos a apedrearles, uno de los extraterrestres, pongamos como ejemplo, el comandante de la expedición, toma una vara similar a la que se describe en el Libro de Moisés, la extiende, y fulmina a uno de los homínidos disparándole un rayo láser que atraviesa al simiesco ser de derecha a izquierda. Al caer fulminado el homínido, los demás miembros del clan simiesco huyeron despavoridos, y, el comandante de la nave, el brazo ejecutor y verdugo, pensó: “este hecho será motivo de debate en el futuro de este planeta”
2ª Hipótesis: Un disparo de rifle automático 
 Imaginemos, de nuevo, a la expedición de antiguos astronautas. Pero, en esta ocasión, en un paraje y en un contexto distintos al anterior. Pongamos que el escenario es ahora un país muy boscoso. Los miembros extraterrestres de la escuadrilla expedicionaria bajan de su nave y se ponen a seguir el curso de un río, explorando los alrededores, en busca de vida. De pronto, se topan frente a un árbol, el cual uno de los extraterrestres ve cómo este agita sus ramas. Supone que es 1 ser primitivo de ese planeta desconocido y decide sacar su rifle automático.
Apunta y dispara. Este falla puesto que el primitivo ser, -como se de una premonición se tratara- salta exaltado hacia una rama próxima y esquiva así el proyectil. La bala, describe una parábola curvada y, acaba cayendo, sin ya apenas fuerza, hacia la tierra, impactando en la frente del animal cazador. En la cueva, hogar de los simiescos cazadores, se encuentras las mujeres y los niños, quienes aguardan impacientes a los cazadores, ya que tienen hambre. Estos hacen acto de presencia, lanzan al suelo las piezas de carne obtenido, supongamos que alguna ave, por ejemplo.
De pronto, el jefe de los cazadores cae desplomado al suelo, puesto que de su frente empieza a brotar sangre… Los miembros del clan acuden socorrerle, llaman al brujo del grupo, y este, extrae con mucho cuidado el proyectil de su frente. El brujo dice que pese a que el Dios del trueno le ha atacado, el líder cazador sobrevivirá.
CONSIDERACIONES IMPRESCINDIBLES
1) El orificio del cráneo es completamente circular, por lo que podemos descartar que este hubiera sido causado por una lanza con punta de sílex, ya que esta arma habría producido en el cráneo una fractura del tipo irregular, y no tan perfecta como la que vemos.
2) El angulo del supuesto proyectil del arma de fuego causante de la herida era de arriba a abajo y ligeramente de derecha a izquierda
3) El orificio del cráneo se abría en el hueso frontal y daba directamente al seno frontal derecho.
4) En consecuencia, la bala debió quedar alojada en el seno frontal derecho.
Expediente Abierto número 3: El cráneo de Broken Hill
En el año 1921, el prestigioso British Museum recibió un cráneo humano que fue encontrado en unas circunstancias cuanto menos, curiosas. Pues, este fue hallado en Zambia, en la antigua Rodhesia del Norte por dos trabajadores de una mina de Zinc. Estas personas se dedicaban a terraplenar una colina de no más de 20 metros de altura llamada Broken Hill. 
Los dos trabajadores hallaron en la colina una pequeña galería de difícil acceso, pues estaba obstruida por una gran acumulación de rocas que taponaban la entrada. Una vez limpiaron la entrada de la misma se dieron cuenta de que esta desembocaba en una cueva de tamaño considerable, la cual estaba infestada de restos humanos, por lo que creyeron que se trataba de una antigua zona de enterramientos de la prehistoria.
Se realizó un trabajo de recuperación rudo, pues no se tuvo especial delicadeza a la hora de sacar los restos humanos de la galería. Pocos fueron los huesos que acabaron en manos de los paleontólogos profesionales. Uno de los restos que llegó a sus manos presentó las características siguientes:
  * Grandes arcos supracilares
* Fisionomía del tipo neanderthaloide
* Frente huidiza  
En todo trabajo de prospección arqueológica, sea el emplazamiento que sea, es necesario llevar a cabo un análisis estratigráfico en condiciones, analizar las unidades estratigráficas del mismo y separar los diferentes restos hallados según el estrato en el que se hayan encontrado  para establecer un marco cronológico de referencia, etc. En esta caso, no se hizo ese trabajo en óptimas condiciones. En consecuencia, la datación de los restos fue menos precisa de lo que debiera ser.
Los restos de este espécimen fueron clasificados en la estirpe filogenética  humana y fue bautizado por los paleontólogos como el “Hombre de Broken Hill” y como el “Hombre de Rodhesia“. Ambos nombres son válidos para referirse a esta espécimen. Finalmente, fue bautizado como “Neandertal Africano”
¿Qué se hizo con esos restos?
Tras analizarlos en primera instancia, se llegó a la conclusión de que este ser había vivido aproximadamente hace 1 millón de años y  que había sufrido, como en casos anteriores, una enfermedad dental que le causó una infección. No obstante, tras estudiarlos con más detenimiento se dieron cuenta de un detalle inusual y sorprendente, ¡el Neandertal presentaba dos orificios de igual diámetro en ambos lados del cráneo! El profesor berlinés Mair emitió un veredicto revolucionario, ¡parecían orificios de entrada y salida provocados por el impacto de una bala moderna!

Figura 4. Cráneo de Broken Hill. ¿Armas de fuego en la prehistoria? ¿Fraude o intervención extraterrestre?
HIPÓTESIS ASTROARQUEOLÓGICAS
1ª Hipótesis: Disparo de un cazador “moderno” en la prehistoria
La audaz hipótesis de que un rayo láser, una arma de fuego u otro artilugio similar hubieran sido el brazo ejecutor de semejante orificio podría satisfacer las incongruencias que presentan ciertos argumentos y teorías oficialistas. No obstante, el suponer que este fuera el cráneo de un “superviviente” -entiéndase esta palabra como que los restos del ser no se perdieron en el olvido- que acabó pereciendo como consecuencia de un disparo no resuelve la siguiente pregunta: ¿ por qué entonces, los restos de este “Hombre de Rodhesia” fueron hallados en el interior de una cueva? Una vez más, la ciencia se encogió de hombros y se echó las manos a la cabeza. ¡Sandeces de un idealista temerario! Dirían…
HIPÓTESIS ARQUEOLÓGICAS OFICIALISTAS
1ª Hipótesis: Acromegalia
 Esta hipótesis fue la que sostenía la teoría del Doctor Jack Cuozzo. La podemos encontrar en su obra Buried Alive: The starling about Neandethal man.
Como era de esperar, el clamor científico no se hizo esperar, pues la teoría fue objeto de discordia entre evolucionistas darwinianos y creacionistas ortodoxos. Desgraciadamente, entre los restos no se halló la mandíbula inferior que, al parecer, hubiera ayudado en un diagnóstico más certero.
2ª Hipótesis: Una Trepanación
El Dr. Jack Cuozzo sometió el cráneo de Broken Hill a diversos análisis y pruebas, llegando a la conclusión de que los agujeros no podían deberse a una trepanación.

Figura 5. El Doctor Jack Cuozzo dando una conferencia
En primer lugar, la trepanación, una de las prácticas más antiguas practicada por el hombre tanto por cuestiones médicas como religiosas, no explicaría la presencia de un segundo agujero, mucho más grande que el primero, justo debajo del primero, en el hueso occipital.
Dada la antigüedad de los restos -entorno al millón de años, como he mencionado con anterioridad- como, sobre todo, por la forma y aspecto de los agujeros, se estimó que dicha hipótesis no era sostenible, pues simplemente se concluyó que los agujeros en cuestión no tenían explicación lógica alguna.
CONCLUSIONES FINALES:
Los misterios año tras año se amontonan en los estantes de los casos sin resolver los investigadores. Estos acumulan polvo a la espera de que un audaz paladín pueda arrojar luz sobre la oscuridad en la que se ven envueltos estos enigmas…
Mis ojos pueden ver una realidad, los tuyos otra… mas, ¿no es más lógico creer que si reunimos todas estas opiniones nos acercaremos todos juntos más hacia la verdad?
Parece que esos cráneos se ríen ante el desconcierto que suscitan los mismos ante nuestros ojos. ¿Cuál es su historia? ¿Qué nos contarían si pudieran volver a la vida? Todas las teorías merecen ser escuchadas, por muy irracionales y descabelladas que parezcan, pues todas esconden algo de verdad en sus cimientos, algo que merece la pena escuchar.
Ya que, tal y como decía el ilustre Albert Einstein: “Lo que sabemos es una gota de agua. Lo que ignoramos, es un océano”

Fuente: Gran Misterio, publicado por: ETHAN.

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