Vivimos en un mundo donde damos más importancia a lo mental y a lo cognitivo que a lo emocional. Descartes, ya decía: “Pienso luego existo”. Parece que a través de lo racional, intentamos resolver todos los problemas de nuestra vida. Es aquí donde nos equivocamos. No es posible solucionar todo lo que nos pasa desde lo cognitivo porque no somos solamente seres mentales si no que también somos criaturas con emociones y con un cuerpo. La visión del ser humano racional, está totalmente fragmentada. En lugar de eso, somos personas globales que tenemos dimensiones: mentales, emocionales, corporales y espirituales de alguna forma u otra. Si nos centramos en el corazón parece que puede tomar decisiones y pasar a la acción independientemente del cerebro; y que puede aprender, recordar e incluso percibir. Sigue leyendo…
Por suerte, cada vez más, las emociones se están haciendo presentes en la sociedad, y en la educación. Aún así, muchos de nosotros aún no sabemos qué hacer con nuestras emociones, ni cómo gestionarlas. Tampoco sabemos qué quiere decir esto del autoconocimiento para poder llegar a digerir las emociones. ¿Quieres saber más sobre este tema?
Se ha descubierto que el corazón tiene un sistema nervioso independiente con más de 40.000 neuronas y que gracias a este sistema nervioso el corazón actúa como un órgano independiente al resto. Tiene la capacidad de tomar decisiones y pasar a la acción independientemente del cerebro. Es una inteligencia, que se puede entrenar.
Nuestras intuiciones son mensajes de nuestro corazón, conectar con el corazón quiere decir ser honestos con nosotros mismos. No nos enseñan a escuchar a nuestro corazón, hay demasiado ruido, hemos de aprender a cuidarlo y a cultivarlo. Cuando estamos conectados con el corazón, estamos seguros, es una voz interna de presencia, de tranquilidad, de confianza. Escuchar al corazón no está bien visto, es exponerte a que te hagan daño, y a que te hieran. Pero también es arriesgarse a vivir con responsabilidad.
Para entender lo que ocurre hemos de observarnos y conocernos a nosotros mismos. Muchas veces es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el nuestro. Prestar atención a todos las cosas que nos ocurren,sabiendo que nuestra experiencia es totalmente individual y única al resto de personas ( por muy similiar que parezca).Conocernos mejor, estar más despiertos a lo que nos pasa desde nuestro corazón y nuestra respiración, nos enfrenta a dos realidades: Nos cuesta más autoengañarnos y vemos más cuánto sufrimos. Por eso, a veces queremos aplicarnos el dicho de: “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Pero el corazón siempre siente, aunque no vea. Nuestras emociones, están en nosotros, aunque no les demos un lugar, siguen en nuestro cuerpo esperando salir, y expresarse. Y sino se pueden expresar, muchas veces el cuerpo nos duele.
Únicamente cuando estemos dispuestos a permanecer atentos a nuestras sensaciones corporales y a nuestras emociones, nos acercaremos un poco más a empezar a entendernos. Digo “empezar” porque el conocimiento de nosotros mismos es una tarea para toda la vida, nunca se termina, pero cuanto más despiertos, y menos dormidos estemos, más posibilidad de darnos cuenta de qué necesitamos, que queremos, qué nos gusta, que nos disgusta….
Somos seres globales y en equilibrio, todo tiene importancia, tanto lo emocional, como lo cognitivo, lo corporal y espirtual. Si hay desequilibrio hay malestar interno.
Hazlo tú mismo
Te invito a que practiques en casa. Cierres los ojos, y te centres en tu respiración. En como va entrando y saliendo el aire por tu nariz. Deja que tu atención vaya a tu corazón, al órgano físico, imagínatelo, cómo bombea. nota su latido, y sigue respirando. Verás como notas una sensación de paz importante.
“Está demostrado que cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón crea un estado de coherencia biológico, todo se armoniza y funciona correctamente, es una inteligencia superior que se activa a través de las emociones positivas”. Annie Marquier
Cada corazón es perfecto y único para cada uno, porque contiene todo lo que hemos de aprender en esta vida. En definitiva, la inteligencia, también pasa por nuestro corazón. Podemos escoger entre vivir alelados y adormecidos en la ignorancia sobre nosotros mismos, o abrir los ojos y escuchar nuestro corazón, si lo escuchamos ¡veremos que su latido es único!
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