23 de septiembre de 2013

México SA Robles: ¿alimento o chatarra? ¿Pepsico contra el hambre? Fox y Calderón, al dentista

Con las más recientes adhesiones que ha tenido el Teletón gubernamental conocido como Cruzada Nacional contra el Hambre (programa que nació sin presupuesto propio), de plano ya no se sabe si la intención de la Secretaría de Desarrollo Social es alimentar a la población de menores recursos o simplemente hincharle la panza con chatarra, vía trasnacionales especializadas.
Rosario Robles dice que en México es momento de pasar a la acción y, en congruencia, ha sido la primera en convocar y firmar un acuerdo de colaboración nada menos y nada más que con Pepsico, una de las trasnacionales chatarreras más reconocidas del mundo, pero no precisamente por alimentar a quienes compran sus productos, sino más bien por degenerar los patrones de consumo y contribuir decididamente a ese grave problema de salud pública llamado obesidad, en el que México ocupa una de las principales posiciones del mundo, especialmente en el ámbito infantil.




No es novedad que en los más apartados rincones de la geografía nacional los alimentos brillan por su ausencia debido a la falta de recursos y al precario abasto, pero hasta en la comunidad más paupérrima de la República es más que notoria la presencia y abundancia de Sabritas, Barcel, Marinela, Pepsi-Cola y Coca-Cola, cuando menos, de tal suerte que México cuenta con un creciente ejército de desnutridos obesos, gracias en buena medida a la presencia de las empresas chatarreras y a la indolencia gubernamental, en sus tres presentaciones (federal, estatal y municipal).

¿Qué hará Pepsico para –como dice la señora Robles– contribuir a la Cruzada Nacional contra el Hambre? Bueno, según ella misma la trasnacional tendrá parte activa en cuatro áreas de acción: desarrollo de productos alimenticios que contribuyan a combatir la desnutrición; favorecer el desarrollo de proyectos productivos sustentables en las comunidades atendidas por la iniciativa; impulsar la donación de productos destinados al bienestar de las personas en esas comunidades y apoyo en desastres naturales.

Si de lo anterior se trata, lo primero que tendría que hacer Pepsico (y exigirle el gobierno) es dar un giro de 180 grados en toda su línea de producción, a menos de que en la Sedesol den por cierto que con una bolsa de papas Sabritas, un litro de Pepsi-Cola y cualquier otra mugre que produce esta trasnacional (al igual que las otras empresas nacionales y extranjeras involucradas en el circuito desnutrición-obesidad) los mexicanos de escasos recursos se alimentarán adecuadamente y el gobierno avanzará en su política de erradicar el hambre en el país.

De acuerdo con la tesis de Rosario Robles, el citado convenio aprovecha toda la experiencia, toda la capacidad de investigación científica de Pepsico para diseñar un producto enriquecido a base de avena que contribuya a solucionar las necesidades nutricionales de los niños y las niñas, las mujeres embarazadas y en lactancia. No es ocioso recordar que parte de la investigación científica y el desarrollo tecnológico que en México realiza tal trasnacional se financia con recursos del erario, vía estímulos fiscales. No es la única empresa privada, desde luego, pero en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón obtuvo (al igual que Barcel, del Grupo Bimbo) jugosos estímulos para desarrollar sus inventos, cuyas patentes quedaron exclusivamente en manos de la trasnacional financiada por el propio gobierno, que nada recibe a cambio.

Por su parte, el presidente de Pepsico México, Pedro Padierna, anunció el desarrollo de dos productos, con presentaciones en atole y galleta, que contribuirán a cubrir las necesidades diarias de nutrición de la población materno-infantil que sufre desnutrición crónica, en específico mujeres embarazadas, madres en lactancia y niños y niñas hasta de 5 años. Estos alimentos serán accesibles en términos de precio y distribución y contribuirán a complementar las necesidades nutricionales de los mexicanos. ¿Con qué se supone que los mexicanos que no tienen recursos siquiera para comer comprarán el atole y las galletas de la trasnacional? Bonita forma de sumarse a la cruzada: vendiendo productos, no aportándolos gratuitamente.

De acuerdo con la versión oficial Pepsico hará de todo, por el bien de los hambrientos de este país: “llevará a cabo protocolos de investigación científica sobre los beneficios de ambos productos (los citados) a través de alianzas con instituciones académicas y de salud… impulsará iniciativas que contribuyan al desarrollo sustentable de las comunidades, integrando (ojo) los ámbitos de educación, salud y medio ambiente, ¡de acuerdo con los modelos de operación de la Fundación Pepsico México!... establecerá los mecanismos de acción con distintas organizaciones de la sociedad civil participantes en la Cruzada para realizar donativos en especie para impulsar el bienestar de las comunidades… creará esquemas de colaboración para apoyar a la 
población afectada en caso de desastres naturales”, y lo que se acumule.

Pero no queda allí la cosa, porque otra inefable trasnacional, Nestlé, también le entra a la Cruzada Nacional contra el Hambre: impartirá más de 200 mil horas de educación en nutrición y cursos de autoempleo en los municipios con mayor carencia del país. Por si fuera poco, a través del programa Mi dulce negocio brindará capacitación empresarial y culinaria a más de 15 mil mujeres emprendedoras para que abran su propia empresa. También entregará materiales, recetarios e insumos para que, aunque sea en folleto, conozcan la comida. Y por allí también se ve la larga mano de los legionarios de Cristo en este Teletón gubernamental.
Entonces, en eso de combatir el hambre ¿quién sigue? ¿McDonald’s? ¿Bimbo-Barcel-Marinela? ¿Chicharrones Jaramillo (y demás chatarreras)?

Las rebanadas del pastel

Interpol desnudó a Vicente Fox y Felipe Calderón, y los mandó a reconstrucción dental. Dicha institución, con sede en Lyon, Francia, ordenó borrar todo archivo relacionado con Napoleón Gómez Urrutia, en tanto que (la petición de ficha roja) fue alimentada con información falsa que envió Interpol-México en contravención a las reglas que rigen a este organismo internacional. De ese tamaño. Así, de acuerdo con los abogados del dirigente minero, queda claro (por si alguien tuviera dudas) que ambos personajes se apartaron de sus obligaciones nacionales e internacionales a efecto de apoyar a Grupo México (de Germán Larrea, el de Pasta de Conchos) para que se intentara desprestigiar al Sindicato Minero y su dirigencia en el marco de una persecución política sin precedentes y con el objeto de privilegiar intereses obscuros que motivaron un millonario plan gestado desde los escritorios de la empresa.



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