Mucho antes de que la refrigeración moderna fuera posible, la gente en Rusia y Finlandia, utilizaba como parte de sus métodos para mantener la leche en optimas condiciones, depositaban en el preciado líquido ranas marrones vivas.
No cualquier tipo de rana es apropiada para esta práctica... las ranas marrones de origen europeo son en especial una especie que tiene propiedades antibióticas de las que se sirvieron familias enteras de aquellos parajes desprovistos de la ciencia y la tecnología que hoy nos acompañan.
Resulta que aquella curiosa práctica tiene fundamentos en la ciencia: Hay una investigación reciente sobre las secreciones de la piel de los anfibios que es dirigida por la Universidad Estatal de Moscú de donde es él químico orgánico encargado de este estudio Albert T. Lebedev quien demuestra que algunas variedades de ranas llevan en su piel cargas de péptidos y de compuestos antimicrobianos capaces de combatir enfermedades provocadas por la Salmonella y la bacteria conocida como el Staphylococcus, siendo de paso un efectivo antibiótico viviente.
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