Las matemáticas son el lenguaje de la naturaleza y por medio de ellas los físicos desde hace ya algún tiempo atrás se dieron cuenta de que esta herramienta describe los fenómenos que nos rodean con mayor fidelidad de lo que nuestros débiles sentidos alcanzan a hacerlo y es este caso un claro ejemplo de ello.
Quince péndulos simples desacoplados oscilando monótonamente con ritmos crecientes y longitudes moviéndose como si bailaran juntos, producen ondas visuales casi alucinantes, ondas estacionarias y (aparentemente) todas las piezas siguiendo un movimiento al azar.
El período de un ciclo completo de la danza es de 60 segundos. La longitud del péndulo más larga se ha ajustado para que se ejecute en 51 oscilaciones en un período de 60 segundos. La longitud de cada péndulo se torna cada vez más corto y de manera sucesiva, ajustándose cuidadosamente para que se ejecute una oscilación adicional en este período. Por lo tanto, el 15vo péndulo (que es el más corto) se somete a 65 oscilaciones.
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