27 de julio de 2014

La Mente de un Psicópata



Los especialistas estiman que una de cada cien personas en el mundo tiene rasgos psicópatas, o sea, que en su vida de relación son mentirosas, simuladoras, insensibles, violentas, crueles, desconsideradas, egoístas, falsas, interesadas, inadaptadas o adictas a alguna sustancia, pero a la vez pueden parecer encantadoras, atractivas y simpáticas.

Estas personas no necesariamente siempre terminan siendo asesinas en serie sino que tienen un trastorno de la personalidad que les impide relacionarse en forma estable, mantener un trabajo, aceptar reglas, tener una sexualidad normal y convivir pacíficamente.

No se nace con rasgos psicópatas ni tampoco se nace para matar y ser asesino en serie; sino que se puede tener la predisposición genética y orgánica para desarrollar esa conducta pero también haber vivido experiencias infantiles traumáticas; como por ejemplo ser adoptado por una familia disfuncional, tener una madre violenta y cruel, recibir castigo físico, amenazas de abandono u otras torturas similares y además ser humillado y criticado constantemente.

Los niños que viven estas experiencias aprenden a no sentir dolor ni ninguna emoción y posteriormente pierden la capacidad de empatía y no les importa el sufrimiento de los demás.

En general, estas conductas enfermas están expresando en última instancia una necesidad de vengarse de los maltratos.

Lo cierto es que para esta patología no hay cura, ya que aunque los encierren seguirán cometiendo ese tipo de delitos incluso en las cárceles.

Por otro lado pueden ser personas brillantes con una inteligencia superior que se comportan en forma perfecta hasta que un día pueden llegar a matar a toda su familia.

Está comprobado que el cerebro de estas personas tienen circuitos diferentes al común de la gente, no reaccionan al castigo y procesan la información en forma distinta.

A veces mantienen una doble vida, o sea que pueden ser personas totalmente normales, empresarios exitosos, con esposa e hijos, inclusive con aparente espíritu altruista, dispuestos a colaborar socialmente; pero por otro, el lado oscuro de su personalidad los obliga a cometer delitos graves.

Estos individuos, ya desde niños tienen conductas atípicas; disfrutan matando animales, principalmente gatos que son símbolos femeninos, o destrozando juguetes y haciendo otras fechorías poco usuales que parecen no tener motivo alguno.

En su juventud tienen fantasías aberrantes y si son sometidos a estrés no sienten ninguna emoción; suelen relacionarse con pandillas que cometen pequeños delitos y abusar de las drogas, abandonan sus estudios, no aceptan trabajar y se convierten en un grave problema para la sociedad.

Algunos no quieren hablar de sus crímenes cuando la policía los interroga pero otros se ufanan de ellos y cuentan todo, incluso los detalles más escalofriantes, porque de esta manera pueden satisfacer su afán de grandeza.

Son sujetos que no sienten ninguna culpa por sus acciones ni tienen remordimientos aunque hayan matado a gran parte de su familia y a muchas otras personas.



                                 Fuente: http://psicologia-malenalede.blogspot.mx/
                                                       

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