1 de agosto de 2014

CIENTÍFICOS ADVIERTEN QUE NOS ACERCAMOS A UNA EXTINCIÓN MASIVA

La disminución de varias poblaciones de animales y la pérdida de especies se están produciendo a un ritmo alarmante en la Tierra, lo que contribuye a la sexta extinción en masa del mundo. Si bien estos eventos mortales pueden en última instancia, preparar el camino para el surgimiento de nuevas especies, los científicos de Stanford han advertido que si esta "defaunación" que estamos experimentando actualmente continúa, es probable que tenga impactos graves sobre la salud humana. El estudio ha sido publicado en la revista Science

En la imagen de arriba observamos una imagen de el "Solitario George" el cual era una variedad de tortuga gigante terrestre (Chelonoidis abingdonii). Era un macho y murió el 24 de junio de 2012 sin dejar descendencia a pesar de los muchos intentos, lo lamentable del caso es que era el último de su especie y que ahora está definitivamente extinta. 

La biodiversidad en la Tierra es extremadamente rica en la actualidad; se estima que es el más alto en la historia de la vida en nuestro planeta. Pero los científicos han estado registrando números de especies y de su abundancia poblacional desde hace algún tiempo y es evidente que estamos viviendo una fuerte tendencia a la baja. Mientras que la extinción de una especie es normal y que ocurre de modo natural, al alrededor de una a cinco especies perdidas por año, la pérdida de especies está ocurriendo a más de 1000 veces de lo registrado.

El rinoceronte negro (Diceros bicornis) es uno de los dos tipos de rinocerontes que habitaban en la sabana africana. Se ha extinguido casi por completo debido a la caza furtiva. En casos como el de Mozambique.

Gracias a los registros fósiles, estamos muy familiarizados con los grandes eventos de extinción. De hecho, ha habido 5 extinciones en masa a lo largo de la historia de la vida en la Tierra, pero hay una diferencia clave entre estos hechos pasados ​​y lo que está sucediendo en la actualidad: los seres humanos son casi totalmente culpables de la extinción masiva actual. La contaminación, la deforestación y la sobreexplotación son todos factores que contribuyen. Si bien es difícil tener la certeza de las causas de las extinciones masivas anteriores, que se han atribuido a fenómenos naturales tales como erupciones súper volcanes, cambios climáticos o caída de asteroides, mediante la revisión de la literatura y el análisis de diferentes conjuntos de datos, los científicos han encontrado que desde hace 1500 años atrás, 322 vertebrados terrestres se han extinguido. Las especies restantes también están sufriendo un descenso medio del 25% en cuanto a su abundancia. Los invertebrados también están experimentando un gran golpe con el 67% de las poblaciones monitoreadas se ha visto una disminución media del 45%.

Son 13 las subespecies de león (Panthera leo) más comúnmente reconocidas por los científicos. De ellas, quitando las 4 que se extinguieron hace como mínimo 2000 años, nos quedan 9, que podríamos decir que son los leones actuales. De estos nueve, el león del Atlas (Panthera leo leo) o león de Berbería se extinguió en estado salvaje en 1922, y el león del Cabo, del cual vemos una imagen del lado izquierdo en este artículo, recién se le ha declarado extinto. 

Entre las especies de vertebrados, se estima que hasta un 33% están amenazadas o en peligro de extinción. Los animales grandes, o megafauna, parecen ser los más afectados, lo que refleja en semejanza a las extinciones masivas del pasado. Esto se debe a que los animales grandes tienden a tener bajas tasas de crecimiento en su población, y producen pocas crías y requieren grandes hábitats para mantener poblaciones viables. La pérdida de la megafauna tiene varios efectos que finalmente, pueden llegar a afectar la salud humana. Por ejemplo, estudios realizados en Kenia, donde fueron anteriormente áreas que eran habitadas por grandes animales como las cebras y los elefantes encontraron que se convirtieron rápidamente en espacios plagados de roedores debido al aumento de la disponibilidad de alimento y refugio. Al mismo tiempo, los niveles de patógenos causantes de enfermedades que llevan también aumenta, creciendo así el riesgo de transmisión de enfermedades a los seres humanos. Pero no son sólo los grandes animales los que tienen un impacto. Varias especies de insectos como las abejas que son polinizadores importantes.

El lobo gris mexicano (Canis lupus baileyi) es una subespecie del lobo, una de las más pequeñas comparado con otras subespecies. En 1976 fue declarado una subespecie amenazada, y su situación aun así fue empeorando ya que actualmente está clasificado según la UICN como extinto en estado salvaje, lo que quiere decir que no existe ningún ejemplar viviendo en libertad.

 De acuerdo con un estudio de la Universidad de Cornell, las abejas y otros insectos contribuyeron con $29 mil millones a los ingresos no agrícolas en los EE.UU. en 2010. Además, los insectos también juegan un papel fundamental en el ciclo de nutrientes y la descomposición, lo que contribuye a la productividad del ecosistema.

El autor principal del artículo, Rodolfo Dirzo espera que el aumento de la conciencia de las consecuencias de esta extinción en masa continua puede estimular el cambio tan necesario, pero reconoce que las soluciones están lejos de unos determinados simple que se aproxima a la necesidad de adaptarse a las zonas y situaciones individuales.

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