12 de agosto de 2013

Análisis transpersonal del Mural de Ouroboros del artista Marco Zamudio por Iván Donalson.


Partiendo desde el punto de vista de la psicología transpersonal, todos los seres humanos estamos conectados a través del inconsciente colectivo, es por ello que los pintores fungen una función especial en el ámbito de la expresión colectiva. Ellos se encargan de transmitir a través de símbolos el lenguaje de la mente inconsciente colectiva.

Es interesante el nivel de profundidad y de complejidad que maneja el mural del maestro Marco Zamudio en Tlatelolco, llamado el Andén de Ouroboros. Para comenzar este breve análisis debemos tomar en cuenta la importancia energética y simbólica de Tlatelolco y su relación con el símbolo de Ouroboros. Según el maestro Antonio Velazco Piña y la tradición Mexihka, Tlatelolco es un centro energético importantísimo para toda Latinoamérica. Es por ello que en 1968 se llevó a cabo un ritual para provocar el despertar espiritual y el fin de un ciclo. En este caso, la palabra Ouroboros precisamente ahí en Tlatelolco viene representando este nuevo nacimiento de la humanidad.

En el mural podemos apreciar las escaleras del metro como el simbolismo de las 2 columnas, el bien y el mal, lo positivo y lo negativo, lo activo y lo pasivo. Es curioso que el personaje que está por encima de las escaleras tiene dibujado el símbolo del Ouroboros en color sangre al tiempo que sus manos (una hacia arriba y otra hacia abajo) hacen alusión precisamente a este fenómeno energético. Las manos de este personaje central están invertidas en un sentido energético estricto, su mano derecha se encuentra hacia abajo simbolizando lo receptivo mientras que la izquierda esta hacia arriba simbolizando lo activo. Casi todo el mural está en posiciones invertidas, como expresando que todo es un flujo que cambia y se renueva una y otra vez.

Es curioso observar la presencia del colibrí, símbolo clásico de la cosmovisión Mexihka de la voluntad y el señor Huitzilopochtli. El mensaje del colibrí en el mural es sumamente sencillo y a la vez profundo, es la resurrección, la transformación de la nueva conciencia que surge en esta etapa evolutiva. El vuelo del colibrí es a la derecha, simbolizando el camino futuro hacia donde se dirige nuestra conciencia colectiva.

El personaje femenino de la escalera derecha (perspectiva del observador) lleva un guante blanco, simbolizando la masacre del 68 y de manera casi subjetiva también representa la esperanza de un cambio sobre la manera en que observamos el pasado de la historia de México, su cuerpo y la manera en que parece mover las manos hacen alusión a un canto, eso demuestra otro simbolismo importante: recordar nuestro pasado sin atarnos a él para poder usarlo como una plataforma de esperanza y no de estancamiento.

El mural se divide en 14 paneles, número correspondiente a la carta de la Templanza del Tarot de Marsella, de nuevo, el artista simboliza de forma subjetiva el aspecto equilibrador y esperanzador de la transformación de la conciencia colectiva.

El personaje más grande y aparentemente central de la obra es el mismo Marco Zamudio; con el pie derecho hacia adelante y el pie izquierdo apoyado nos invita a avanzar, su mano derecha simboliza la parte activa de esta nueva conciencia, mientras que su mano izquierda sostiene un cuadro representando el espíritu artístico que de aquí en adelante será la bandera y el motor de esta nueva humanidad, su mensaje es claro: Para poder avanzar y transformar esta energía colectiva es necesario que aprendamos a valorar y a expresar nuestra parte artística. 

La escalera derecha que representa el aspecto positivo y masculino tiene niños, mientras que la escalera izquierda que debería representar el aspecto femenino e inocente lleva consigo solo adultos. Una vez más las energías se invierten mostrando este nuevo nacimiento: Debemos aprender a sentir nuestro lado femenino al mismo tiempo que reconocemos y aceptamos nuestro lado masculino.

Casi todos los personajes observan hacia la parte izquierda del mural y hacia enfrente, sin embargo un personaje situado a la izquierda superior (perspectiva del espectador) observa hacia la derecha al mismo tiempo que sus manos denotan un movimiento de equilibrio semejante al movimiento de los jeroglíficos egipcios, una vez más el mensaje sobre el futuro de nuestra humanidad se ve reflejado en la sonrisa de aquel personaje.

Los simbolismos expresados en el Mural de Ouroboros son demasiados, estos ejemplos mencionados anteriormente son los más notorios en cuanto al mensaje básico y representativo del artista según la perspectiva de este humilde servidor llamado Iván Donalson director de Metayantra. Espero que este pequeño análisis sirva de vehículo para estimular el pensamiento creativo que ahora nos es tan necesario.

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