En el mundo quedan todavía 17.000 bombas nucleares, a pesar de los repetidos compromisos de los gobernantes para reducir el arsenal del arma más letal que ha conocido la humanidad. Fabricar y mantener estos misiles es un negocio muy lucrativo para docenas de empresas privadas y también para la industria financiera.
El informe Don’t bank on the bomb (No inviertas en la bomba), publicado este jueves por la International Campaign to Abolish Nuclear Weapons (ICAN) y la ONG holandesa IKV Pax Christi, expone las inversiones de 298 entidades financieras en 27 empresas que tienen actividades en relación directa con las bombas nucleares. Entre ellos están los dos líderes de la banca española, Santander y BBVA. El criterio es una participación de un mínimo del 0,5% en el accionariado, préstamos sindicados o compra de bonos.
“Los productores de armas nucleares en este informe están involucrados de forma directa en el desarrollo, pruebas, fabricación, mantenimiento o comercio de tecnología relacionada con armas nucleares, componentes, productos o servicios”, aclaran los autores.
El informe, elaborado junto con la consultora holandesa Profundo, ha examinado las inversiones de las entidades entre 2010 y 2012, cuyo valor total alcanza 235.000 millones de euros. Los bancos que más invierten en la industria de armamento y que encabezan el Hall of Shame del informe son Bank of America, BlackRock y JP Morgan Chase en EEUU, Royal Bank of Scotland del Reino Unido, la francesa BNP Paribas, Deutsche Bank y Mitsubishi UFJ Financial en Japón.
En el caso del Banco Santander, los investigadores calculan que tiene un total de 1.014 millones de dólares (750 millones de euros) invertidos en ocho empresas con negocios de armamento nuclear que son: Boeing, EADS, Fluor, General Dynamics, Honeywell International, Rolls Royce, Safran y Thales. En todos estos casos, el banco de la familia de Emilio Botín o uno de sus filiales participó junto con otras entidades en dar préstamos sindicados o comprar bonos de las empresas.
Además de sus famosos aviones de pasajeros, Boeing también se dedica a la construcción y el mantenimiento de instalaciones nucleares con fines militares. También ha desarrollado el sofisticado sistema de control vía satélite del arsenal nucelar de las fuerzas armadas de EEUU. Su rival europeo EADS no sólo construye el Airbus. Junto con Thales y Safran también fabrica los misiles nucleares del ejército francés.
General Dynamics de EEUU, que compró la fábrica española de armas Santa Bárbara, es uno de los mayores fabricantes de material bélico del mundo. El catálogo incluye tanques, submarinos nucleares y misiles de largo alcance.
El BBVA supera a su rival doméstico en inversiones en armas atómicas con un volumen de 2.376 millones de dólares (1.755 millones de euros). También a través de conglomerados formados con otros bancos para repartir riesgo y ganancia. Al igual que el Santander, la entidad presidida por Francisco González ha dado dinero a ocho empresas: Boeing, General Dynamics, EADS, Honeywell International, Thales y Aecom, Babcock & Wilcox y Bechtel.
Como contrapunto a las casi 300 entidades que invierten en la industria de las armas de destrucción masiva, el informe destaca a 12 institutos financieros que desisten de tener cualquier vínculo con los fabricantes de este tipo de armamento. Los integrantes del Hall of Fame son sobre todo fondos de pensiones privados, como Philips Pension Fund de Holanda, públicos, como el New Zealand Superannuation Fund, o bancos entre los que se encuentra el neerlandés Triodos que también opera en España.
Hay una segunda lista de 20 bancos que no invierten en la industria de armas nucleares pero que, en opinión de los autores, deberían definir sus reglas éticas de forma más nítida. Entre ellos está el Co-operative Bank de Reino Unido, o la neerlandesa ABN Amro.
Los iniciadores del estudio, ICAN e IKV Pax Christi hacen un llamamiento al sector financiero para que contribuya a la meta de erradicar la bomba atómica de la faz de la tierra. “Estos financieros pueden hacer una aportación importante para crear un mundo mejor al tomar decisiones de inversión más éticos que encuentran el respaldo de sus clientes y del público en general”.
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