No hay una cura para este padecimiento, para controlarlo es necesario observar metódicamente una alimentación apropiada, actividad física y la toma de medicamentos bajo supervisión médica constante.
Este padecimiento es la segunda causa de muerte en México y uno de los mayores retos de nuestro sistema de salud. Quien vive con él, debe educarse sobre la enfermedad y apegarse al tratamiento si desea tener una buena calidad de vida.
La diabetes surge cuando el páncreas no produce la cantidad suficiente de insulina o no funciona correctamente. La insulina es una hormona que facilita que la glucosa sea transformada en la energía que el cuerpo necesita.
Cuando hay un desajuste en este funcionamiento se genera un aumento en la concentración de glucosa en la sangre, lo que perjudica a otros sistemas del cuerpo. Por ejemplo, los pies, que sufren daños en los vasos sanguíneos y nervios, complicando la cicatrización de las heridas y facilitando que se desarrollen úlceras y gangrena.
La Federación Internacional de la Diabetes (FID), informa que más de la mitad de las amputaciones de miembros inferiores podrían prevenirse con servicios de detección y atención adecuados.
Quienes padecen esta enfermedad deben cumplir con una alimentación adecuada a sus necesidades, lo que es básico para mantener estables los niveles de glucosa.
De forma contundente deben evitar los alimentos con altos contenidos de azúcar o comer porciones muy pequeñas de estos durante el día. Es necesario el consejo de un nutriólogo para establecer un plan alimenticio apto para cada paciente.
Las recomendaciones que sugiere el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) son: consumir una gran variedad de alimentos integrales, frutas y vegetales, ingerir lo menos que sea posible grasas, eliminar el consumo del alcohol y sal.
El IMSS también recomienda realizar ejercicio. Correr, nadar o hacer gimnasia para oxigenar los músculos al menos cuatro veces por semana. Toda actividad física debe ser aprobada por el médico, quien debe determinar si es la rutina adecuada a las necesidades del paciente.
Cuando se consuman fármacos, siempre deben estar bajo la supervisión y receta de especialista, quien debe estar atento a las dosis y la elección de los medicamentos. Por lo que es necesario visitarlo regularmente.
En algunos casos, el tratamiento requiere de insulina, utilizada para el control de la Diabetes Tipo 1 y llega a ofrecerse como alternativa en los pacientes con Diabetes Tipo 2, que pueden tener un tratamiento alternado con medicamentos orales e insulina en la búsqueda de mejores resultados.
Se debe aprender a monitorear la glucosa por medio de equipos especializados de uso casero, para hacerlo a diario. Estrés, desajustes en la alimentación, infecciones o no tomar los medicamentos, puede llevar a que las concentraciones de glucosa en la sangre se alteren, por lo que monitorearse es básico para vigilar la enfermedad.
Aceptar la enfermedad y aprender a vivir con ella debe significar un cambio de hábitos y estilos de vida de los enfermos a favor de conseguir una existencia prolongada y con calidad.
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