Las vacunas son unas de las herramientas más increíbles de la medicina moderna. Ellas pueden hacer que las enfermedades que antaño eran mortales desaparezcan de la sociedad y salvar innumerables vidas. Hay, sin embargo, la posibilidad de que las vacunas funcionen demasiado bien y en consecuencia causen en nuestra memoria colectiva una amnesia insospechada puesto que es muy corta para recordar los efectos devastadores algunas de estas enfermedades que causaron hace sólo unas pocas décadas atrás. Recientemente, por razones que no están basadas en la ciencia o de la lógica, muchos padres han rechazado abiertamente la vacunación de sus hijos. Desafortunadamente, esto ha provocado un resurgimiento de enfermedades de fácil manejo. El Consejo de Relaciones Exteriores ha publicado un mapa interactivo que detalla el resultado catastrófico de estas malas decisiones.
No hay en la vida nada seguro... sin salir de casa ya corremos riesgos, de caernos en la bañera, de intoxicarnos con algún alimento, de contraer una infección en la piel al rasurarnos... la lista es interminable. Las vacunas pasan por una cantidad generosa de exámenes previos antes de salir al mercado y aún así llegan a causar malestares en un mínimo porcentaje de la población, que van desde un dolor de cabeza hasta una fiebre pasajera, no obstante dado que somos semejantes y no idénticos en nuestros organismos, es sugerible estar atentos de las particularidades que nuestros cuerpos tienen, la ingeniería bio química de nuestra naturaleza se ha visto en buena medida impulsada como la de ninguna otra especie en el planeta por la medicina, la prueba de ello es que antes el promedio de vida para nuestra especie era de entre los 25 a 30 como máximo y hoy le andamos pegando a los 80.
El mapa interactivo da un recorrido desgarrador de los brotes mundiales de sarampión, las paperas, la rubéola, la poliomielitis y la tos ferina desde 2008 hasta 2014. Estas enfermedades - las cuales son fácilmente combatidas con vacunas - pueden tener consecuencias nefastas. El CDC estima que 164.000 personas en todo el mundo morirán de sarampión cada año, y está experimentando un gran resurgimiento en el Reino Unido. Los Estados Unidos ha visto recientemente un aumento drástico de la tosferina, que causa alrededor de 195.000 muertes por año. La mayoría de estas muertes se producen en las regiones empobrecidas que cuentan con un acceso muy limitado a las vacunas. En el caso de las áreas desarrolladas como los EE.UU. o el Reino Unido, este fenómeno no debería estar sucediendo en lo absoluto.
Andrew Wakefield ya había sido contratado antes del escándalo por un abogado de nombre nombre Richard Barr para emprender una demanda en contra de las empresas que fabricaban las vacunas en Inglaterra y así poder vender al público vacunas fabricadas por ellos que según decían garantizaban "una cura completa". Wakefield recibió por ese acuerdo por hora £ 235,643 (libras esterlinas) o lo que es lo mismo en dólares americanos $750,000. Parte de ese contrato estipulaba que era necesario sostener el ataque el mayor tiempo posible. Tras las investigaciones se supo que Wakefield abonaba el dinero recibido en una de las cuentas de su esposa para no despertar sospechas.
Pero, ¿cómo empezó todo?
En 1998, Andrew Wakefield publicó un documento que afirma haber vinculado el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) a la aparición del autismo. Sin embargo ningún otro científico nunca fue capaz de replicar los hallazgos de Wakefield, tiempo después se supo que Wakefield tenía un conflicto de intereses financieros. En 2010, un comité de ética de revisión encontró que él había falsificado los datos en su informe, provocando una retracción inmediata de su documento original y la inminente revocación de su licencia médica. A pesar de la mayoría de los científicos se opusieron a los "hallazgos" de Wakefield desde el principio, algunos estaban demasiado ansiosos por subirse a la causa anti-MMR.
Entre aquellas personas que han adoptado una postura abierta en contra del uso de las vacunas es Jenny McCarthy, quien fuera conejita de Playboy en 1993. McCarthy comenzó a hablar en contra de las vacunas en 2007, ella dice creer que han causado el autismo de su hijo. Sobre la base de los síntomas de su hijo, algunos creen que el niño realmente tiene el síndrome de Landau-Kleffner. Ha escrito un par de libros (uno de ellos con un prólogo por el propio Wakefield) continuamente reclamando que las vacunas causan autismo y que curó el trastorno de su hijo con el tratamiento alternativo, sin una pizca de evidencia médica creíble. Frente a un posible diagnóstico erróneo y sin contar con absolutamente ninguna evidencia científica que apoye la afirmación de que las vacunas causan autismo, sigue manteniéndose sin cambios en su opinión. Por desgracia, su estatus de celebridad le ha dado una plataforma para utilizar la evidencia anecdótica (no científica) con la que insta a los padres a ponerse en contra de las vacunas.
Por supuesto, nada está exento de riesgos y puede haber efectos secundarios de las vacunas, pero son muy raros. De hecho algunas personas no pueden ser vacunadas debido a alergias u otras condiciones médicas. Esto hace que en la gran mayoría sea más importante vacunarse, creando así una inmunidad colectiva para que nuestros miembros más vulnerables de la sociedad se vean protegidos.
Uno de cada cien puede registrar fiebre, dolor de cabeza o malestar... Uno entre cada muchos miles pueden desarrollar alguna reacción alérgica severa que les puede llevar a la muerte, por favor no regresen al siglo XIII, vacunense, protéjanse.
Uno de cada cien puede registrar fiebre, dolor de cabeza o malestar... Uno entre cada muchos miles pueden desarrollar alguna reacción alérgica severa que les puede llevar a la muerte, por favor no regresen al siglo XIII, vacunense, protéjanse.
Fuente:
Para saber más visiten:
http://briandeer.com/mmr/lancet-summary.htm
http://briandeer.com/mmr/lancet-summary.htm
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