Os presento esta vez este excelente trabajo de campo y de investigación de mi amigo Claudio Fabián Guevara
en la ciudad de Mercedes (Argentina), donde allí y donde sea la gente
vive en el limbo sobre estos temas, obviando los riesgos reales, y
permitiendo que su pequeña libertad digital se apodere y mitigue lo que
es un grave problema de salud.
LA UBICACIÓN DE LOS ENFERMOS EN LOS MAPAS HA SIDO DELIBERADAMENTE ALTERADA PARA PRESERVAR EL ANONIMATO.
El cáncer lidera la lista de dolencias. Hay enfermedades autoinmunes y degenerativas, trastornos del sueño, sensación de agotamiento extremo, problemas de presión y de tiroides, entre otras.
Por Claudio Fabián Guevara
Una encuesta sanitaria en dos áreas urbanas de Mercedes adyacentes a mástiles de telefonía celular, arrojó una altísima tasa de enfermedades graves.
La zona centro arrojó los índices más alarmantes: en 21 domicilios,
habitados por 44 personas, se registraron 15 casos de cáncer. Esta área
es la más peligrosa, ya que en pocas cuadras se concentran tres
mástiles, provocando un efecto de sinergia.
En Gendarmería la situación no reviste menor gravedad: en 27
domicilios, habitados por 90 personas, se detectaron 10 casos de cáncer,
más otras dolencias graves, como esclerosis múltiple y Parkinson.
Entre ambas áreas, en el total de los 49 hogares encuestados,
de 124 habitantes, se detectaron 25 casos de cáncer. A esto se suman
otras enfermedades vinculadas con la contaminación electromagnética:
enfermedades autoinmunes y degenerativas, trastornos del sueño,
sensación de agotamiento extremo, problemas de presión y de tiroides,
entre otras.
Sumando todas las dolencias, el porcentaje de población enferma en
las áreas estudiadas ronda el 40 por ciento. Casi todos sufren
trastornos múltiples de salud, una característica emblemática de los
afectados por contaminación electromagnética: los problemas se combinan y se multiplican, sin causa aparente para los médicos.
Un dato sintomático es que los habitantes de las zonas calientes no
registran trastornos de salud cuando su residencia en el lugar data de
tiempo reciente. Esto está en sintonía con los indicios de que los
efectos graves sobre las personas se comienzan a manifestar al cabo de 5
años residiendo en las áreas más contaminadas.
La encuesta fue desarrollada durante los primeros meses de 2013,
visitando hogares personalmente en áreas adyacentes a los mástiles de
telefonía móvil. También se recibieron datos a través de un formulario
publicado en El Nuevo Cronista. La encuesta se confeccionó en base a a
estudios internacionales (Bioinitiative Report, Declaración de Friburgo)
que vinculan ciertas enfermedades con la contaminación
electromagnética. Hay otras enfermedades cuyo índice se dispara, que no
fueron incluidas en el estudio, pero que también se sospecha vinculadas a
la exposición a microondas. Entre ellas, una que tiene crecientes
víctimas: el ACV.
El relevamiento fue realizado por la psicóloga social Evangelina
Vícoli (ver informe aparte), y se dio por concluido con una muestra que
los impulsores estimamos suficiente para verificar indicios de que algo raro está pasando con la salud de los mercedinos, especialmente en las áreas de mayor concentración de radiaciones.
La muestra es pequeña -está limitada a las manzanas señaladas en el
diagrama- y abre muchos interrogantes. ¿Cuántos enfermos encontraremos
si encuestamos todo el centro, o aún más? ¿Todo Mercedes tiene este
índice de enfermedades, o solamente las áreas cercanas a los mástiles?
Para avanzar en este estudio, necesitamos mayor apoyo de la comunidad
y las autoridades, y el involucramiento de otras instituciones. La
comisión Vibromancia, originada en un estudio para la Universidad
Veracruzana de México, desde el 2011 cursó invitaciones -todavía sin
respuesta- al municipio de Mercedes, la Dirección de Salud y el Colegio
de Médicos. Desde hace casi dos años reclamamos un estudio
epidemiológico, que vincule en una línea de tiempo el aumento de ciertas
enfermedades con el aumento de emisiones inalámbricas. Otra posibilidad
más completa es un mapa por áreas, que permita analizar el impacto de
distintas fuentes patógenas, tanto de los mástiles de telefonía como de
la ex planta Dupont, por ejemplo, o las áreas adyacentes al uso de
agroquímicos. Este estudio permitiría un análisis más dinámico, en línea
con la idea del “cóctel ambiental” como origen del dramático aumento de
ciertas enfermedades en las últimas décadas.
Las cifras de la encuesta Zonas encuestadas:
centro / vecindades de Gendarmería: 49 domicilios, 135 habitantes.
Cáncer/Leucemia: 25
Sensación de agotamiento extremo: 23
Colesterol – triglicéridos: 19
Trastornos del sueño: 17
Tiroides: 12
Alergias y bronquitis: 10
Artrosis: 7
Presión alta: 8
Intolerancia a la lactosa: 3
Problemas del corazón: 2
Asma: 2
Osteoporosis: 1
Parkinson: 1
Esclerosis múltiple: 1
Anemia: 1
ANALISIS
Ciegos, sordos y mudos
La clase política en bloque desoyó las advertencias en torno al problema.
Por C.F.G
Luego de varios meses de movilización vecinal por la invasión de
antenas clandestinas de telefonía móvil, el Concejo Deliberante de
Mercedes votó por unanimidad en septiembre de 2012 dos ordenanzas sobre
antenas de telefonía. Las normas parecen diseñadas a la medida de las
corporaciones. La primera le concedió “consolidación de derechos” a los
mástiles clandestinos instalados desde hace más de una década en
distintos puntos del partido, entre ellos los tres del centro, lo cual
implica su inmediata y graciosa legalización. La segunda disponía normas
muy laxas para la instalación de nuevas antenas.
¿Cuánto pagaron las telefónicas por semejante regalo? Aparentemente,
nada. Los concejales se ofenden cuando señalo que en la operación hubo
olor a negociado. Yo creo que muchos ediles pueden haber votado
inocentemente, sin conciencia clara de lo que estaban haciendo. Pero
también creo que este regalo legislativo no es gratis en ninguna parte
del mundo.
La única lógica para la sospechosa unanimidad que se vio en el
Concejo, es un acuerdo político, posiblemente impulsado por el
Ejecutivo, que presentó el proyecto. Recordemos que votaron en sintonía
desde el oficialismo selvista y el Frente Mercedino -habitualmente
archienemigos- hasta el “ambientalista” Cestari. No hubo ni un solo voto
en disidencia, ni una abstención.
Pocas veces se exhibió tan claramente el contubernio entre los
poderes públicos y los privados para consagrar una legislación contraria
a los intereses de la gente. Por eso presenté una demanda en el Juzgado
Contencioso Administrativo para que las ordenanzas sean declaradas
inconstitucionales.
Los argumentos son bastante simples. En primer lugar, la
consolidación de derechos no está amparada por la ley cuando existen
riesgos para la salud de las personas.
En segundo lugar, para sancionar una ordenanza de esta naturaleza,
según marca la Ley General de Medio Ambiente, se debió convocar a
audiencia pública. Este paso no sólo se eludió, sino que las ordenanzas
se redactaron en medio de una misteriosa reserva, incluso a espaldas de
los vecinos convocados a participar en la discusión de la norma meses
antes.
En tercer lugar, las evidencias en torno a los daños que las
tecnologías inalámbricas producen a la salud de las personas y al medio
ambiente, son demoledoras. Eludir un estudio detallado del problema,
antes de continuar con la expansión irracional de las emisiones, habla a
las claras del carácter de Estado argentino: no hay ninguna
planificación, legisladores y gobernantes no investigan ni reflexionan
sobre el impacto de sus decisiones.
Informe de la encuestadora
El consorcio de un edificio bloqueó la encuesta
Por Evangelina Vícoli
La mayoría de los vecinos encuestados no tenían conocimiento de lo
que significa la contaminación electromagnética y los daños que puede
causar a la salud. Se mostraron interesados en el tema. Las preguntas
más frecuentes que hacían eran en relación a la comprobación científica
del daño que pueden producir, si se realiza algún tipo de medición de la
radiación y quién autoriza y controla su instalación.
En el barrio de Gendarmería en el cual vivo fue más fácil recoger
datos ya que al conocernos entre vecinos, éstos se mostraron más
dispuestos a brindarme información acerca de sus problemas de salud y de
sus familiares. Muchas de las personas de este barrio son gendarmes y
viven transitoriamente con sus familias. La mayoría de ellos
manifestaron estar sanos.
En el centro fue más dificultoso realizar entrevistas. Muchos de los
vecinos no se encontraban en sus hogares, otros no franqueaban el acceso
por el tema de la inseguridad. En uno de los edificios de la zona que
tiene una antena de telefonía móvil en la terraza, puede entrevistar a
dos personas, pero al regresar al día siguiente me prohibieron la
entrada por orden de la administración del consorcio, alegando “tener
todo en regla”.
Los resultados encontrados me sorprendieron y despertaron mucha
inquietud. No esperaba encontrar una cantidad tan elevada de casos de
cáncer, otras enfermedades y la manifestación de síntomas en la
población expuesta.
Efectivamente solo nos queda la denuncia, en lo que se considera un
ataque contra la salud y en contra de lo que es el derecho a estar
informado y a la información de que nos tienen que ofrecer el estado, y
los gobernantes pero toda no solo la que ellos predican, si hay una sola
sospecha por pequeña que sea hay que decirlo y que la gente decida
sobre ello, no como ahora que es si o si.
Los más escépticos encontraran fallas como por ejemplo que hay otras
causas, sobre estos cánceres, u otros factores ambientales, si es
posible, pero curiosamente, cuando nos alejamos de dichas antenas, los casos disminuyen,
con lo que se eliminan la sospecha de otros factores, esto me recuerda
al famoso informe Interphone pagado por la industria que decían que no
afectaban a los fetos de las embarazadas, y leyendo el informe te das
cuenta que tomaron las medidas a partir de 700 metros de las antenas.
Así cualquiera, el esconder, el negarse a realizar estudios
epidemiológicos,” no se hace ninguno” , es porque lo que saldría a la
luz no serían buenas noticias, y como el pastel es muy pero que muy
grande, alargan la agonía, de mucha gente que ignora este problema y que como si se ve, ni se huele, ni se toca, no relacionan la causa efecto. Y los
médicos, que la mayoría desconocen el tema, (tendencia que cambia muy
poco a poco) se mueven por los anticuados efectos térmicos, auspiciados y
recomendados por la OMS y los respectivos colegios médicos, y acaban
todos políticos sistema sanitario, con una frase muy común esto es
estrés, del trabajo de la hipoteca, de la vida misma, y del aire.
Es muy fácil echar la culpa a otra causa para escurrir el bulto,
muchos años llevamos discutiendo el tema de la exposición y las
normativas creadas a medida de las empresas energéticas y de
telecomunicaciones, y como el crecimiento de estas infraestructuras no
para de crecer, el problema crece también, y llegará un momento que se
ira de las manos, una mesa nacional con los diferentes profesionales y
expertos, no como hasta ahora que solo habían expertos de un solo lado, y
solucionar un problema que afecta a todos por igual tengan o no tengan
dinero para pagarse un tratamiento, y que las antenas unidas a mega
expansión del wifi que se está produciendo en todo el mundo, en un plazo
razonable no habrá que preocuparse por el exceso de población del
planeta.
Fuente: La caja de pandora
Joan Carles López www.gigahertz.es
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