A sabiendas de que hay cosas que son “demasiado buenas para 
ser verdad”, el aspartame prometía endulzar bebidas y productos sin 
aumentar las calorias ni producir obesidad en los usuarios –pero a un 
costo demasiado grave para la salud.
El 23 de abril del 2007, el doctor italiano Morando Soffritti recibió
 el premio Irving J. Selikoff en la escuela de medicina de Nueva York 
Monte Sinaí, uno de los galardones más prestigiosos de la medicina. 
Soffritti fue reconocido así por su “destacable contribución a la 
identificación de cancerígenos ambientales e industriales y por su 
promoción de la investigación científica independiente.”
Soffritti es sólo uno de muchos científicos que han cuestionado el 
aspartame comercial como sustancia endulzante, a pesar de que el 
gobierno estadunidense siga ratificándolo como un producto no peligroso.
En el caso del aspartame como en el de pesticidas, semillas 
genéticamente modificadas e industrias como la del tabaco, la FDA 
(agencia gubernamental encargada de aprobar los ingredientes utilizados 
en medicinas y alimentos en Estados Unidos) ha hecho oídos sordos: los 
estudios independientes siguen demostrando los peligros de sustancias y 
productos de uso cotidiano mientras que los estudios conducidos por la 
FDA o fuentes corporativas alaban sus propiedades. ¿De qué lado está la 
ciencia?
¿Qué es el aspartame?
Es una combinación de metanol y dos aminoácidos, fenilalanina y ácido
 aspártico. Fue descubierta por accidente en 1965 por el químico James 
Schlattler, quien trabajaba en la empresa G.D. Searle, mientras 
trabajaba en otra sustancia. El aspartame resultó ser mucho más dulce 
que el azúcar convencional pero sin el añadido de las calorías.
La panacea de este químico de sabor a caramelo es amenazada por los 
metabolitos, que no son sino los remanentes de una sustancia cuando esta
 es absorbida (es decir, metabolizada, “descompuesta” a través de la 
digestión u otro proceso químico del cuerpo), y que pueden tener efectos
 secundarios con el paso del tiempo.
Casi todos los estudios científicos que provienen de fuentes 
corporativas sobre el aspartame no encuentran ninguna señal de los 
posibles efectos adversos de la sustancia; en oposición, casi todos los 
estudios independientes evidencian peligros para la salud.
Uno de los más tempranos estudios data de 1967, cuando Harold 
Waisman, bioquímico de la Universidad de Winsconsin, suministró leche 
endulzada con aspartame a siete bebés mono. Uno murió y otros cinco 
desarrollaron convulsión tónico-clónica. El estudio puede consultarse aquí.
Pensando un poco en una teoría de conspiración, puede tratarse de que
 los gobiernos conozcan los efectos secundarios descritos por estudios 
independientes (aumento en la agresividad y el enojo) por lo que bebidas
 carbonatadas endulzadas con aspartame son entregadas puntualmente en el
 frente de guerra a los soldados desde hace décadas.
La etiqueta de los productos que consumimos, así como la información,
 son nuestra única arma para elegir conscientemente qué productos 
deseamos en nuestras vidas y qué sustancias no deseamos en nuestros 
cuerpos. Aquí una pequeña lista de los tipos de productos y bebidas 
comerciales que contienen aspartame:
Diet Coca Cola
Coca Cola Zero
Pepsi Max
Sprite Zero
7Up Free
Fanta Zero
Dr. Pepper Zero
Danone Activia Cherry
Canderel
Silver Spoon Sweetness y Light
Silver Spoon Light Granulated Sugar
etc.Fuente: http://codigosecretos.com.ar/aspartame-la-dulce-historia-de-terror-del-endulzante-en-las-bebidas-refrescantes
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